Caracas, 28 de septiembre de 2018
Durante un conversatorio promovido por el Centro Nacional del Libro (Cenal), el escritor, actor y pintor Roger Herrera destacó la figura de Víctor “El Chino” Valera Mora –a propósito de conmemorarse su natalicio- dentro de una corriente que lo coloca como el autor de una obra marcada por la lucha social y los acontecimientos políticos que se desarrollaban en la época en que vivió.
“No fue un genio, fue un ser humano que se nutrió de todo lo que ocurría a su alrededor”, refirió el poeta y ensayista, en torno a los elementos que motivaron el quehacer literario de “El Chino”, y que permitieron la producción que se conoce sobre el poeta trujillano, nacido en Valera el 20 de septiembre de 1935 y fallecido en Caracas el 29 de abril de 1984.
En la Librería Colombeia, donde tuvo lugar la actividad este 27 de septiembre, el también promotor cultural, forjado al calor de la calle, se refirió a los movimientos que surgieron antes del surrealismo que caracteriza la obra de Valera Mora, razón por la cual, señaló, no se puede ver a “El Chino” sin apartarse de la vanguardia, la cual “no es solo el surrealismo que llegó con el grupo Viernes”, desde 1928 a 1936, e hizo alusión a la Generación del 28, en donde estuvo Pío Tamayo, “quien es el primero en traer las ideas socialistas a Venezuela”.
Canción del soldado justo, con el que se inició el autor trujillano, es considerado el primer aporte que hace un poeta al proceso revolucionario, al comienzo de la lucha armada, comentó Herrera, para quien esa publicación ilustra la combinación que hace Valera Mora de la épica con el amor, “y eso es lo bello de ‘El Chino’”.
Poema explosivo
Relató que a través de la influencia que recibió Valera Mora por parte de otros escritores, editó Amanecí de bala en 1971 en la Impresora Regional Andina y lo presentó Salvador Garmendia, quien se convirtió como en un padre para él.
El que fue su segundo libro contaba con ilustraciones del poeta y médico Carlos Contramaestre. Herrera subrayó que ambos autores son fundadores del movimiento “El Techo de la Ballena”, de donde también pudo haberse alimentado la obra de “El Chino”.
La historia detrás de Amanecí de bala -narró el facilitador del conversatorio- está asociada a un militar que dijo: “ese poema es mucho más explosivo y más revolucionario que muchos de esos focos guerrilleros que andan por allí, pónganme preso a ese hombre”.
El director de la Universidad de Los Andes, algunos profesores y amigos de Caracas juntaron dinero y Valera Mora se fue a Italia a estudiar unos cuatro años, debido a que lo estaban buscando para apresarlo, “porque ese libro era de alto contenido subversivo”.
Antes de trasladarse a la capital romana, publicó Con un pie en el estribo, que tiene un significado metafórico alusivo a ese viaje que estaba a punto de realizar.
Comunista, se cayera lo que se cayera
Ya viviendo en Italia, escribió 70 poemas stalinistas, que “no tiene nada que ver con Stalin ni tampoco son 70 poemas”; lo que señala esta obra es que en el mundo y en Venezuela, particularmente, se estaba viviendo un clima bastante pesado, porque el socialismo se estaba derrumbando, y al ocurrir esto quedaba solo el capitalismo, y no iba a ver una contraparte; se acababa la guerra fría y esta corriente amenazaba con adueñarse del mundo.
“El poeta trujillano llevó esa preocupación a este libro de poesía, donde con toda una sorna y un cinismo se mete con todo eso, porque quería demostrar que no iba a abandonar su posición de combate, iba a seguir siendo comunista, se cayera lo que se cayera”, aseveró.
70 poemas stalinistas pasó a ser su última obra publicada en vida y por la que en 1980 obtuvo el Premio Conac de Poesía.
Prensa Cenal/AC