El escritor Luis Lira Ochoa presentó su primera novela titulada Pluma Negra, publicada por la Editorial Fundación Koeyú Latinoamericano, durante la 15.ª Feria del Libro de Caracas, que tiene lugar en la Galería de Arte Nacional.
Ochoa estuvo acompañado por el viceministro de Fomento para la Economía Cultural y presidente del Centro Nacional del Libro (Cenal), Raúl Cazal, y el profesor de Letras y productor editorial Carlos Ortiz.
El autor, quien es médico psiquiatra, explicó que en Pluma Negra aborda las complejidades de la subjetividad humana a través del estereotipo de la masculinidad hegemónica rural.
La novela revela el sufrimiento y la violencia inherentes a este rol, así como las barreras psicosociales que dificultan el encuentro con la feminidad.
Inicialmente concebido como un tercer poemario tras La isla que fuiste y Trazos límbicos, el enfoque de Pluma Negra cambió durante una reunión familiar, comentó Luis Lira Ochoa.
Las preguntas de los jóvenes sobre las experiencias de sus abuelos evocaron recuerdos ancestrales que ahora se entrelazan en su narrativa.
El viceministro Raúl Cazal agregó que Pluma Negra es una memoria que a veces está dormida, ya que todos han vivido algo similar.
“Se cuentan los sueños como si fueran experiencias vividas. Esa riqueza en el lenguaje, en los sueños y memorias, es lo que hace que esta obra sea realmente vital. Por ello, se da la bienvenida a Luis en este género llamado narrativa”, dijo Cazal.
Resaltó que cuando finalmente leyó el libro, le sorprendió desde el inicio. Las frases iniciales marcaban la narrativa y ofrecían un impulso desde el principio. A veces, podían confundir, pero eran solo esas primeras líneas las que daban una pista.
Cazal, también escritor y editor, confesó que mientras leía el manuscrito se preguntaba cómo era posible que en el siglo XXI se regresara a cuestiones tan profundas, y al terminar de leer, se dio cuenta de que tocaba un tema de una época, un momento y unas acciones que todos llevamos en el imaginario, aunque a veces no las veamos en las acciones.
“Todos tenemos una opinión sobre lo que se vive en ciertos países, especialmente aquellos con petróleo, pero contar eso a través de acciones y personajes es otra cosa. Ahí radica la fuerza de este libro, que nos coloca en un lugar, en lector, y eso se refleja en su manera de escribir”, sostuvo Cazal.
Carlos Ortiz agregó que en Pluma Negra, aunque tal vez no parezca a simple vista, hay bastante de lo que se encuentra en los libros de poesía.
“Creo que es importante reconocer esto, y no solo vale la pena leer este libro, sino también explorar los poemarios”.
“Cuando leí Pluma Negra, me di cuenta de la potencia narrativa que hay en la isla que se describe. Se concreta y se desarrolla de una manera tan viva, atravesando situaciones muy dinámicas e indirectas, y en algunos casos, incluso emocionantes. Me encontré con la capacidad de darle forma a un personaje y, al mismo tiempo, conectar a esos personajes con la tierra”, destacó Ortiz.
Adicionó que “en el relato hay mucho más peso, también es interesante cómo ese pueblo está tan arraigado en su entorno. La tierra tiene una fuerza especial, especialmente el agua del río, que pone a todos en peligro”.
Ortiz puso atención sobre los recursos simbólicos que están presentes, como el choque entre agua y tierra, “que sabemos que tiene mucha simbología.”
“Esto me hace reflexionar sobre la primera sentencia del libro: el narrador dice que el protagonista vio un gallo y supo que con él ganaría todas las peleas. Ahí se presentan confrontaciones que lo llevan a cuestionarse cómo vivir o cómo salir de la circunstancia en la que se encuentra”, indicó Ortiz.