Cultura, literatura y artesanía: así palpita el Pabellón Egipto en la Filven 2025

Entre aromas a papiro, pirámides y libros que cruzaron fronteras, el Pabellón Egipto se ha convertido en una parada obligatoria de la 21a Feria Internacional del Libro de Venezuela (Filven) 2025. Bajo el cuidado de su delegación diplomática, quienes se muestran muy contentos con la receptividad, los visitantes en estos espacios encuentran no solo literatura, sino también artesanía y una particular hospitalidad egipcia que ha sabido conectarse profundamente con el alma de los venezolanos.

Greis Greige, integrante de la delegación de la Embajada de Egipto, cuenta con orgullo que la respuesta ha sido inesperadamente hermosa. “La gente se acerca al estand para hablar, para comprar artesanías…y los egipcios están maravillados con la atención del Gobierno, del personal de la Filven. Les encanta Venezuela”. El Pabellón Egipto exhibe libros en árabe, inglés y también en español. Al respecto, Greige comentó que los encargados se han sorprendido con la acogida de sus obras en árabe. “Aunque muchos no pueden leerlas, las adquieren atraídos por sus ilustraciones, el diseño y el deseo de llevarse un pedacito de Egipto a casa”.

Entre los más buscados también destacan libros infantiles para colorear con imágenes de paisajes y monumentos egipcios, así como el libro sobre el exmandatario Gamal Abdel Nasser. Por otra parte, una joya narrativa que ha capturado miradas son los cuentos de Alejandra, una niña venezolana que viaja por Alejandría, Aswan y Luxor descubriendo la historia del papiro y creando metáforas que enlanzan ambas culturas. Estas obras de Iliana Gómez, publicados por la editorial egipcia Hapi, se presentaron como parte de las actividades de la Feria.

La recreación de una esfinge y una pirámide dentro del recinto son testigos de esta experiencia que convierte la visita en un pequeño viaje inmersivo. Quienes no adquieren libros, aprovechan la oportunidad para tomarse fotos y sumergirse en esta cultura. “Se siente como si estuvieramos visitando un pedazo de Egipto aquí en Venezuela”, comentó Greis con una sonrisa que parece envolver todo el pabellón.

La Filven entra en su recta final

Esta fiesta que celebra la literatura, fomenta también los encuentros que trascienden el idioma, la geografía y el tiempo. El Pabellón Egipto, con su calidez y riqueza cultural, es una prueba viva de ello.

Queda solo un día para recorrer sus pasillos llenos de historias, encuentros, experiencias y aprendizajes. Las familias aún tienen tiempo de sumarse a esta celebración de la palabra, disfrutar las actividades culturales y, sobre todo, de visitar este espacio, un rincón encantado donde literatura, la tradición y el arte se funden en una experiencia que trasciende fronteras. ¡El corazón de Egipto sigue latiendo en Caracas por un día más!


‎FILVEN/GG/MR

Un viernes familiar en la Filven: libros, arte y encuentros

Un ambiente distendido caracterizó el viernes a la 21a Feria Internacional del Libro de Venezuela (Filven) 2025. Desde temprano, familias completas y grupos de amigos recorrieron los estands de la plaza de la Juventud y la Galería de Arte Nacional, donde la exposición de obras venezolanas dialogaba con las novedades editoriales. Se registró una gran afluencia de público, con un ambiente de curiosidad y alegría compartida entre libros y obras artísticas.

La poesía y la historia abrieron la jornada. En la Sala Filven, Pedro Calzadilla y Raúl Cazal presentaron el libro (bifronte) Hojas sueltas y Guacho, de la homenajeada Judith Valencia, mientras en la Mosonyi, Luis Britto García acompañaba el foro “Entre el Orinoco y el Nilo” con académicos venezolanos y egipcios. Dos salas más allá, Roger Herrera desgranaba a “Bolívar y el discurso poético” ante un público ávido, y en la sala Civreaux, Egidio Gabriel Saldivia, de la Biblioteca Nacional, tejía estrategias para crear comunidades lectoras.

La mañana continuó celebrando raíces culturales: en Civreaux, Vladimir Sosa Sarabia y Humberto Castillo presentaron la Filmografía venezolana 1954-1972, testimonio de 59 años de trabajo de la Cinemateca Nacional. En paralelo, Armando Carías defendía los “Derechos de niños a escuchar cuentos”, con intervenciones teatrales del grupo Comunicalle, y la ministra Gabriela Jiménez mostraba nuevas publicaciones del Ministerio del Poder Popular para la Ciencia y Tecnología.

Al mediodía, la memoria tomó la palabra: en la sala Civreaux, José Gregorio Linares reveló secretos del Archivo Histórico de Miraflores, mientras en la Sala Filven, Jessica Serrano Jayaro guiaba a madres y padres en el abordaje del autismo con Umbrales e infinitos.

La tarde tejió rutas simultáneas. En la Sala Mosonyi, Daisy Barreto desentrañaba las raíces de María Lionza: divinidad sin fronteras, fusionando investigación científica con la exaltación de esta figura sagrada que encarna tradiciones ancestrales venezolanas. Además, contrastes literarios brillaban en otros espacios en la presentación de la autora argentina Natalia Bericat, quien presentaba su novela Los jardines de Juana, sobre salud mental, en la Sala Filven, mientras el peruano Jorge Millones analizaba el impacto social de la tecnología con Inteligencia Artificial y estupidez natural, en la Sala Egipto

Afuera, en la Plaza de la Juventud, el grupo La Obra de los Mimos transformaba mitos egipcios en teatro gestual con “Los misterios del antiguo Egipto”, rodeado de familias que disfrutaron la presentación. Dentro, en la Sala Fragui, Enrique Hernández D’Jesús rendía tributo al vanguardista Libro mudo, de Carlos Contramaestre, sumergiendo al público en la irreverencia del arte experimental.

Al caer la noche, la Sala Filven se convirtió en santuario de memoria. La investigadora Joanna Cadenas presentó Cine y revitalización indígena, junto al cineasta Carlos Azpúrua y el antropólogo homenajeado, Esteban Emilio Mosonyi. El acto incluyó la proyección del documental fundacional Yo hablo a Caracas (1978) y el avance del próximo largometraje Mosonyi, guardián de las palabras, tejiendo un diálogo entre luchas originarias y resistencia cultural.

Al cierre de la jornada también se presentó Sobre blanco / On white, de Freddy Ñáñez, una obra que busca derribar las percepciones que ubican a la poesía fuera de la racionalidad, lejos de su verdadero arraigo: el lenguaje.

Este sábado, la Filven extiende su invitación final: un último fin de semana para perderse entre libros abrazados por el arte, donde cada sala es un refugio y cada palabra, un puente hacia el otro.

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