La educación de Bolívar, años atrás, le permitió tener acceso a las bibliotecas autorizadas por la censura colonial y también a bibliotecas contrarias a la Santa Inquisición. Libros prohibidos y sin embargo conocidos por aquellos contemporáneos al Simón Bolívar que, sin saberlo quizás, se prepara para su destino: la libertad de los países oprimidos por la corona española. El fallecimiento de su esposa lo aleja de su otro sino: el convertirse un consecuente heredero de papeles, legajos administrativos que pesaban los frutos producidos por sus tierras, ventas e ingresos, número rojos preocupaciones cotidianas, la negación de este rol lo llevará al hombre polémico de voz metálica y grave, de apotegmas prodigiosos y revolucionarios, algunos dirán que es mejor no dejarlo hablar, ya sabían que en él dominaba el arte de la oratoria: inducir, argumentar y convencer, ¿no son estas cualidades las que se encuentran también en los libros?
Las lecturas nos preparan para los momentos más difíciles en nuestras vidas, ciertas son luces que nos señalan que las experiencias de otros hombres y mujeres, sus acciones y sus desventuras parecen ser las nuestras, entonces comprendemos que ante la inequidad y la posible derrota, persistirá la voluntad como representación de nuestra existencia. Este es el objetivo de los libros o uno de los tantos, no es sencillo saber cuál será la marca que deja un libro en nosotros.