Los epígrafes generalmente son faros que los autores colocan al inicio de sus textos para iluminar el camino que va a recorrer el lector. A veces a un epígrafe lo acompaña otro para que la iluminación tenga mayor intensidad. Cuando son más de dos, es momento de preocuparse, porque tantos faros en vez de ayudar, enceguecen.
Ninguno de estos casos tiene que ver la novela La última vez (2022) del escritor argentino Guillermo Martínez, porque carece de epígrafes. Sin embargo, tiene por subtítulo “una intriga literaria”, que al lector puede darle algún indicio. Pero la ilustración de un cuaderno de notas que cae al fondo de una piscina es un detalle más que ilustrativo.
Subtítulo e ilustración podrían ser los epígrafes innecesarios, porque al final de cuentas el lector se encontrará con citas, personajes y obras en una ficción que funciona como un reloj.
Esta es la historia inconclusa, literariamente hablando, de un crítico literario y un “escritor argentino abrumadoramente famoso” que se llama A. Es necesario acotar que Guillermo Martínez es matemático y el narrador de la novela, también. Si no fueran matemáticos, el escritor se llamaría X.
Antes de llegar a esta novela de intriga literaria, Martínez obtuvo en 1989 el premio del Fondo Nacional de las Artes por el libro de cuentos Infierno grande. En 2003 gana el Premio Planeta Argentina con la novela Crímenes imperceptibles, que en 2008 fue llevada al cine por el español Alex de la Iglesia bajo el título Los crímenes de Oxford. A partir de la exhibición de este film, las ediciones posteriores del libro pasaron a tener el título de la película. También ha sido merecedor del Nadal de novela 2019 por Los crímenes de Alicia.
La novela La última vez no tiene por referente la canción de un tango o milonga como sugiere el título, aunque podría tener sentido por las tribulaciones de A debido a la incomprensión de los lectores de sus libros. Sin embargo, es el cuento “La próxima vez” (1895), de Henry James, que presenta como un juego de sus personajes y también de palabras.
Otro de los autores, entre muchos que refiere la novela y que el lector podrá disfrutar cómo el narrador va desenredando los acertijos literarios, es el escritor chileno José Donoso con la novela El jardín de al lado (1981). De esta toma el personaje de la agente literaria Nuria Monclús y menciona a Marcelo Chiriboga, un escritor ecuatoriano ficticio que forma parte del boom latinoamericano.
Así como Donoso juega en El jardín de al lado con “¿novela-documento que, aunque ya rechazada una vez por la formidable Nuria Monclús, yo estaba seguro de poder transformar en una obra maestra superior a esa literatura de consumo, hoy tan de moda, que ha encumbrado a falsos dioses como García Márquez, Marcelo Chiriboga y Carlos Fuentes?”.
También Martínez hace lo propio en La última vez: “A la pregunta de cuál era su autor favorito entre los del boom, A había respondido, como una boutade, que Marcelo Chiriboga, «aunque no tanto por La línea imaginaria, que le parecía sobrevalorada”.
Entre los escritores del boom se encuentra Donoso por su novela El obsceno pájaro de la noche, que en La última vez, se menciona tangencialmente en la descripción de la esposa de A: “Sobrevivía sin embargo, impúdica, desatada, como la única pasión en pie, la exaltación sexual, el obsceno pájaro de la noche”.
Entonces, como lectores dejamos de ser pasivos —diría Julio Cortázar— y nos convertimos en detectives literarios, ya que de intriga se trata la novela. Vamos a la búsqueda de la obra de José Donoso y el epígrafe resulta ser de Henry James.
Pareciera que todo cobra sentido si tomamos por cierto que los libros de los autores, como los de A, tienen patrones que se repiten, “aunque de formas ligeramente distintas: a veces es dos más dos más tres, a veces es cinco más dos, a veces es tres más cuatro”.
La literatura, como la de Guillermo Martínez, contienen fórmulas imperceptibles. Ricardo Piglia en una entrevista, cuando recibió el Premio Rómulo Gallegos en 2011, dijo que los patrones eran comparables con “ciertas reiteraciones de motivos en la música”. Son como las repeticiones de Charlie Parker que surgen como improvisaciones, porque tocaba como si fuera la última vez.
Escritor, periodista y editor. Presidente del Centro Nacional del Libro desde noviembre de 2018. En febrero de 2019 asume la Dirección General de la Fundación Editorial El perro y la rana y en agosto es nombrado Viceministro de Fomento para la Economía Cultural. Es autor de los libros de cuentos El bolero se baila pegadito (1988), Todo tiene su final (1992) y de poesía Algunas cuestiones sin importancia (1994). Es coautor con Freddy Fernández del ensayo A quién le importa la opinión de un ciego (2006). Gracias, medios de comunicación (2018) fue merecedor del Premio Nacional de Periodismo en 2019, mención Libro. Actualmente dirige y conduce Las formas del libro.