DÍA 4. LA FRANCOFONÍA TAMBIÉN TIENE SU ESPACIO EN LA FILVEN 2015

El sopor de una tarde dominguera de Caracas encuentra alivio en la brisa fresca que corre por los monumentales espacios de concreto del teatro Teresa Carreño, que alberga toda la agitación de la Feria Internacional del Libro de Venezuela, FILVEN 2015, y bajo cuyas sombras se refugian los miles de paseantes de todas las edades que allí acuden movidos por diferentes razones. A la feria del libro se puede ir al encuentro de algo que no buscábamos o como husmeador tras la pista de un hueso codiciado de antemano. Tal es el caso de una profesora de francés que, desde que vio anunciada la apertura de un stand de libros de Haití en la feria de libro de este año, esperaba con ansia la inauguración del evento para ir al encuentro de la obra de los hombres de letras de esa isla que también enriquecen con sus versos la literatura en lengua francesa. Uno de sus favoritos es el poeta George Castera, un exponente fundamental de la literatura de esa isla, que fue la primera en tenderle la mano a Simón Bolívar en su gesta emancipadora y que siempre se ha visto azotada por el sol inclemente, los vientos furiosos del Caribe y sobre todo por la injusticia a lo largo de toda su historia. Por ello, esta profesora se llevó consigo a tres de sus estudiantes, interesados en la poesía, para mostrarles a ellos y los muchachos que la esperarían en su clase del lunes, cómo la francofonía es un vasto territorio, que no se limita al llamado hexágono francés, y una herramienta que también se sirve de la belleza del verbo para denunciar realidades dolorosas. La profesora admira especialmente a George Castera por ser un militante de la lucha social por un mundo más justo. Sin embargo, la obra de este poeta en esencia (nunca se ha adentrado en los terrenos de la narrativa) no está desprovista de la belleza de la cadencia propia del verso; de hecho, su último poemario rinde homenaje a la sensualidad de la carne tendida sobre un paisaje de arena y agua salada, al amor y a su capacidad de hacer de la vida un lugar más vivo, más feliz. Y gracias a la FILVEN muchos más tendrán el privilegio de conocer, también con el tacto, sus libros.

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