Laura Antillano considera que la poesía nos ofrece muchos caminos, y de pronto en ese proceso de entender su propia relación con la escritura, se convirtió en la autora de una vasta obra que incluye novela, cuento, poesía, literatura infantil y ensayo.
El talento de esta caraqueña nacida a las puertas del año 50, tal vez provenga de una fusión de creatividad y tenacidad por parte de una madre pintora y un padre periodista; a lo largo de su vida no solo ha sido escritora, también ha dejado huellas en la crítica cinematográfica, el periodismo y la fotografía; sin dejar atrás su afán por promover la cultural y su pasión por el teatro de títeres.
Es autora de las novelas: La muerte del monstruo come-piedra (1971); Perfume de Gardenia (1982); Solitaria, Solitaria (1990); Las aguas tenían reflejos de plata (2002); Narcisa ha desaparecido (2006) y Ciudad Abandonada (2012).
Antillano dijo una vez que “un buen poeta tiene que tener alma y cambiar la visión de la globalización por la de la analogía, es decir, aceptar las diferencias, entenderlas como correspondencias, redimir la unidad del mundo…”, y tal vez fue eso lo que quiso plasmar en sus poemas El verbo de la madre (2005); Migaja (2006); Álbum de fotos (2007); Libro de amigo (2007) y Las paredes del sueño (1981).
Ha puesto a volar la imaginación de sus lectores, adultos y niños, con los cuentos: La bella época (1969); Un largo carro se llama tren (1975); Haticos casa No 20 (1975); Dime si adentro de ti no oyes tu corazón partir (1983); Cuentos de película (1985); La luna no es de pan-de-horno (1988); Tuna de mar (1991) y Ciudad abandonada (2012).
Tiene bajo su autoría unos textos que tal vez calen en el género Literatura para Niños, la misma Antillano explicó que “escribir para niños no es diferente del escribir en general”, y que en su caso se trataba de una escogencia de protagonistas más jóvenes, niños o adolescentes en cuentos o novelas, entre otros de estos textos destacan: La muerte del monstruo come-piedra (1971); ¿Cenan los tigres la noche de Navidad? (1991); Diana en tierra wayúu (1992); Emilio en busca del enmascarado de plata (2005); Narcisa ha desaparecido (2006); Si tú me miras (2006); Leer a la orilla del cielo. Antología de cuentos venezolanos para niños (2010); La araña (2010); La señora Morcilla no tiene cosquillas (2011).
Del mismo modo publicó los ensayos Elogio a la comunidad (2004); La aventura de leer (2005); De la escuela salen los caminos: Puerto Cabello y Juan José Mora (2006) y Crónicas desde una mirada conmovida (2011).
Otro de los trabajos de Antillano fue el de seleccionar los poetas para las publicaciones de la serie de
poesía para niños y niñas publicados por el Centro Nacional del Libro.
Ganadora del Segundo Premio del Concurso de Poesía Interliceísta de Maracaibo (1966); Premio del Concurso Anual de Cuentos de El Nacional, (1977); Premio de Cuentos Julio Garmendia (1983); Segundo Premio de Novela Miguel Otero Silva de la Editorial Planeta (1990); Premio Regional de Literatura Jesús Enrique Lossada (1994); Premio de Poesía de la Bienal José Rafael Pocaterra (2004) y el Premio Ministerio de la Cultura en su categoría Literatura (2010).
Obtuvo también la Mención Especial en el Concurso de Dramaturgia Infantil David Colina (1981) y Mención Honorífica del Premio Municipal de Literatura del Concejo Municipal del Distrito Federal en Narrativa (1984);
Entre los homenajes que ha recibido la escritora está la III Feria Internacional del Libro de Venezuela, realizada en el año 2007, que fue dedicada a ella y a su obra; una de sus impresiones en aquel entonces fue que “La feria del libro ha sido un gran aprendizaje” manifestó que había “aprendido mucho de los diferentes procesos políticos del pasado, del presente y de lo que está por pasar”.