Este miércoles 29 de mayo, en los espacios de la Casa de las Letras Andrés Bello, en Caracas, se llevó a cabo el conversatorio “La importancia del libro en la Revolución Bolivariana”, con la participación del viceministro de Fomento para la Economía Cultural y presidente del Centro Nacional del Libro (Cenal), Raúl Cazal.
El viceministro Cazal estuvo acompañado por Williams Osuna, director de la Casa de las Letras Andrés Bello.
El espacio sirvió para recordar las políticas en torno al libro y la lectura implementadas desde la llegada a la presidencia de la República del Comandante Eterno Hugo Chávez Frías, en 1999, entre ellas la distribución gratuita de clásicos de la literatura universal, como Don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes, y Los Miserables, de Víctor Hugo.
Antes del Gobierno del Comandante Chávez, la mayoría del pueblo venezolano tenía poco acceso al universo literario, muchas aulas con ausencia de estudiantes, especialmente en los grados superiores, además existía un elevado número de personas analfabetas, que rondó el millón y medio de venezolanos.
En ese sentido, el viceministro Cazal refirió que antes de la llegada del Comandante Chávez eran pocas las casas editoras y sus distribuciones, por ejemplo, pero con la Revolución Bolivariana se fue revirtiendo esta situación a través de proyectos como la Feria Internacional del Libro de Venezuela (Filven) y otros para facilitar el acceso al libro y la promoción de la lectura como herramientas para el conocimiento, el pensamiento crítico y el despertar de conciencias.
De acuerdo con el viceministro Cazal, había que sembrar la conciencia y generar el espíritu de una nueva forma de pensar y de entender el país que estaba por construirse y que dejaba atrás la exclusión, para también crear una nueva literatura. De ahí, ha explicado Cazal, el interés del Comandante Chávez de lograr que todos leyeran.
“Antes teníamos desventajas en el país, debido a que habían pocas imprentas y eran privadas, desde luego también nos alteraban la historia, entonces vino el presidente Chávez y fundó la editorial El perro y la rana en 2004, que dio la oportunidad a aquellos escritores que nunca pudieron ser publicados, luego otras imprentas más; además, siguió recomendando libros y hoy su sucesor, Nicolás Maduro, sigue en ello, algo que antes no sucedía”, comentó el viceministro de Fomento para la Economía Cultural y presidente del Cenal.
Por su parte, Williams Osuna destacó la importancia de la lectura en las personas por cuanto este hábito ayuda a fortalecer el país. “Es algo que ahora, 25 años después, podemos medir, debido a que Chávez nos inculcó la lectura a millones de personas. De hecho, hoy vemos a muchos cargar libros, leerlos en sus teléfonos o en sus computadoras; además, se elevó el nivel cultural en el venezolano”, sostuvo Osuna.
Desde 1999 hasta la actualidad, Venezuela llegó a ser territorio libre de analfabetismo, se incrementó la escolaridad y han sido continuas las políticas en defensa del libro y la lectura. Tanto Cazal como Osuna recomendaron la lectura permanente y de diferentes autores.
5 thoughts on “El libro y la lectura han sido claves en la Revolución Bolivariana”
Excelente comentario. Lamento no haber asistido porque estaba trabajando. Aplausos para ambos porque es así seguimos adelante con los libros y la motivación para que sigamos leyendo y creando. Aplausos mil. Gracias
Maravilloso plan, yo he sido una de las beneficiadas.
es una buena politica lectora que tenemos en Venezuela gracias al comandante Chavez y al Presidente Maduro impulsando el legado del comandante lider eterno de la revolucion bolivariana.
La lectura abre caminos de libertad. Venezuela Bolivariana tiene grandes cuentistas, ensayistas, novelistas, pensadores, poetas. Los nombres de Rómulo Gallegos, Arturo Uslar Pietri, etcétera han recorrido todo el mundo. Venezuela nos ha dado bastante y debemos amarla y solidarizarnos siempre con ella por el Amor y Paz que deseamos para toda la Humanidad. Atentamente, Fernando Acosta Riveros, Colombiano-Mexicano
La revolución bolivariana es también política literaria; sino antes, el arte de la imaginación para mejor interpretar los falsos corredores de la historia, un presente inalienable y una visión de futuro con sentido de pertenencia.