CRÓNICAS FILVEN 2015
De paseo por sus días, vidas y palabras
Día 2. La poesía y el recuerdo
El zumbido incesante que generan la FILVEN y sus variopintas e inabarcables actividades bajó sus decibeles justo al crepúsculo para dar paso a un recital en la zona poética, ubicada en el anfiteatro del teatro Teresa Carreño, donde los colectivos y el pueblo tienen la oportunidad de tomar la palabra y mostrar la belleza de su lucha que deviene en poesía. El Cenal y el Ministerio de la Cultura siempre se han preocupado por crear espacios que promuevan la transformación del individuo a través de la palabra. Así, en ese cálido rincón de la feria se rindió homenaje a la poeta venezolana Caneo Arguinzones, cuya voz se apagó a finales del año pasado. Allí se reunieron sus compañeros de batalla poética, especialmente del colectivo poético “Las fulanas esas”, que junto a “pez”, apodo de Caneo, nadaban cómodamente entre los mares de gente de las barriadas tratando de sembrar el amor por las palabras y su poder para alcanzar el mundo posible que estamos construyendo. Tras el recital de poemas inspirados en “pez”, incluyendo el de un poeta-amigo de Puerto Rico, uno de los tantos destinos adonde Caneo llevó sus palabras, sueños y lucha, topamos con su querida abuelita, invitada de honor al recital y quien, aún con agua en los ojos por la pérdida, contó cuánto le emocionaba este homenaje, pues era el testimonio de cómo su tímida nieta había tocado muchas vidas en este proceso de empoderamiento popular. Aquella niña era afuera, en la calle, una líder fuerte que bregaba por el beneficio colectivo; pero adentro cuidaba con delicadeza de sus afectos; por eso, la llama de su cálido recuerdo seguirá encendida en la memoria. El alcanfor y el níspero japonés, sembrados en el Jardín Botánico de Caracas, símbolos de Caneo y su madre, seguramente cobijarán bajo su sombra mucha más poesía y también la torta de cumpleaños que la abuela repartirá cada 17 de abril entre todos los que amaron a “pez”.