Mientras estuvo en Kingston, en 1815, Simón Bolívar se dedicó a analizar las razones por las que cayó la Segunda República, producto de una reacción feroz de sectores populares, alimentada por sectores realistas. Y el resultado de ese proceso de revisión se plasma en la Carta de Jamaica, un documento que no solo plantea razones, sino aquellos aspectos que deben tomarse en cuenta para retomar la lucha por la independencia de América.
“Un líder emplea las derrotas para replantearse, revisarse e ir hacia adelante, y es lo que Bolívar siempre tuvo”, indicó Diana Pérez, historiadora, investigadora y docente universitaria, en una entrevista inscrita en el ciclo “Carabobo: La proeza de un pueblo por su Independencia”, transmitido por el canal en YouTube de la 16° Feria Internacional del Libro de Venezuela (Filven).
Aunque el Libertador veía fracturas en su entorno, debido al fracaso vivido en 1814, aplicó sus habilidades como analista para entender el cuadro social, político e internacional que rodeó su derrota. Analiza cada región hispanoamericana, sus sistemas ideales de gobierno y sus particularidades. En el caso de Perú, por ejemplo, acierta al entenderlo como un bastión español, indicó Pérez.
También acierta con Venezuela, al plantear que debe existir un modelo centralista. “No quiere decir que él sea anti federalista”, pues aunque reconoce las virtudes de ese modelo “no está para la realidad venezolana”.
“Una de las grandes premisas de Bolívar en esa carta es destacar que los americanos somos una raza diferente”, indicó Pérez, quien refirió que el Libertador asume y reconoce la diversidad de raíces, que produce una nueva identidad.
En la carta analiza todos los factores que deben tomarse en cuenta para lograr la independencia, como la unidad en las diferencias, el reconocimiento de la diversidad de América y la vital importancia de la participación popular.
Centrada en el caso venezolano, Pérez explicó que los blancos criollos tenían acceso a recursos diferentes, y debían ser la vanguardia de la lucha por la independencia. Pero ellos tenían enfrentamientos con los sectores que querían ascender socialmente, generando una tensión social que explotó en 1814, cuando cae la Segunda República.
Por ello, Bolívar se plantea hacer una América distinta a la española, sin jerarquías, una sociedad con movilidad, “donde esos sectores excluidos asciendan socialmente y tengan igualdad de condiciones”.
Eso es un gran avance de su pensamiento, que también se propaga entre quienes le siguen, pues Bolívar es un gran defensor de la igualdad. Además, con Alexandre Petión, esa percepción tomó mayor impulso en el Libertador.
“Bolívar es uno de los grandes ideólogos de la unidad. Miranda es quien lo empieza, pero él es quien lo pone en práctica”, expresó la historiadora, quien destacó la clara percepción que tenía el Libertador del valor geopolítico de Panamá.
Además, él no se quedaba solo en el propósito de ser independiente, «sino que iba más allá: qué va a pasar después, cómo vamos a defendernos ante el enemigo. Unidos somos más fuertes que separados, pero eso no lo entendieron lamentablemente, entre otros, Francisco de Paula Santander”.
El Libertador plantea también propiciar equilibrios de poder para evitar que los países más fuertes acorralen a los más pequeños, una visión que algunos actores políticos de América no entienden.
Lo que se expone en la Carta de Jamaica “sigue vigente, porque lo que en sí manifiesta Bolívar ahí no lo logramos. Y hasta que no se logre ese sueño bolivariano, esa carta seguirá estando vigente”.
Prensa Cenal.