El Centro Nacional del Libro arriba a 20 años dedicado a la promoción del libro y la lectura a través de ferias, premios, actividades de formación e investigación, becas de estímulo a la creación literaria y un sin fin de actividades en el territorio nacional.
El Instituto Autónomo Centro Nacional del Libro (Cenal), ente adscrito al Ministerio del Poder Popular para la Cultura, está de aniversario. Son 20 años acompañando los procesos creadores del pueblo en el ámbito del libro, la lectura y la producción literaria.
Creado a través de la Ley del Libro, publicada en la Gaceta Oficial N°. 36.189 de fecha 21 de abril de 1997, tuvo su primera adscripción al Ministerio de Industria y Comercio. Desde el 8 de julio de 2005 forma parte de los organismos adscritos al Ministerio del Poder Popular para la Cultura. El CENAL diseña políticas destinadas a masificar, democratizar y descentralizar el acceso del libro como un bien cultural y de la lectura como un medio para el crecimiento intelectual de la población venezolana y latinoamericana.
Ferias y bienales
Concebido como un proceso que apunta al incremento de la población lectora, del debate de ideas y el apoyo a la producción editorial, el CENAL organiza eventos de promoción del libro y la lectura en distintos espacios convencionales y no convencionales que tienen su máxima referencia en la Feria Internacional del Libro de Venezuela, símbolo de compromiso de la Revolución Bolivariana con el pueblo. Desde hace doce años este evento ha logrado reunir a los venezolanos y venezolanas en un espacio real e incluyente, con actividades para todo público, logrando convertirse en el evento cultural más importante de la gestión del gobierno bolivariano, con una asistencia de más de tres millones de personas anuales, desde su creación a la actualidad, en todo el territorio nacional.
Como este año la fiesta literaria no puede faltar, desde ya se organiza la 13. ª FILVEN, que visitará los 23 estados del país, contando como todos los años con una mayor cobertura y participación de esta fiesta literaria que comenzará en el estado Mérida durante el mes de mayo. En esta edición se rendirá homenaje al escritor y académico Alberto Rodríguez Carucci y a Rusia como país invitado de honor.
Asimismo, están programados seis bienales de literatura sendos estados del territorio nacional, en la que celebramos su obra y la creación literaria en su conjunto.
Formación y convocatorias
El libro como uno de los motores más poderosos de la industria cultural, se ha visto fortalecido con el estímulo del área editorial. De allí que el CENAL otorga, desde el año 2002, el Premio Nacional del Libro a editoriales, personas, agrupaciones, instituciones, páginas web, blog, programas de radio y televisión, que se hayan desempeñado en la producción, promoción y difusión del libro y la lectura, logrando con esto valorar el libro como unidad de contenido y forma, reconoce el trabajo intelectual, editorial, gráfico y los esfuerzos en favor de la promoción de la lectura.
Por otro lado, fomenta la valoración de nuestro acervo literario con impartiendo la Cátedra Nacional de Literatura Venezolana, que se dicta cada año en instituciones de educación universitaria que no cuentan en su pensum de estudios con la carrera de Letras. A esta se suman los diversos talleres, foros y encuentros así como el fortalecimiento del Plan Nacional de Lectura como elemento medular para consolidar una oferta formativa en todo el país en los distintos ámbitos concernidos en la ruta del libro.
Proyectos y desafíos
En la actualidad el CENAL tiene en ejecución el Sistema de Información del Libro y Lectura a cargo del Observatorio Venezolano del Libro, para contribuir con la sistematización de datos y elaboración de estadísticas que orienten el diseño de políticas culturales públicas en el marco de la Revolución Cultural. Para 2017, se presenta como un desafío la constitución de editoriales comunitarias en los 24 estados de Venezuela, para avanzar en la transferencia de conocimientos y competencia al poder popular.
Con todos estos proyectos en marcha, el Centro Nacional del Libro avanza en su tarea de Leer lo que somos.
El Centro Nacional del Libro arriba a 20 años dedicado a la promoción del libro y la lectura a través de ferias, premios, becas de estímulo a la creación literaria y un sin fin de actividades en el territorio nacional.
El Instituto Autónomo Centro Nacional del Libro (Cenal), ente adscrito al Ministerio del Poder Popular para la Cultura, está de aniversario. Son 20 años acompañando los procesos creadores del pueblo en el ámbito del libro, la lectura y la producción literaria.
Creado a través de la Ley del Libro, publicada en la Gaceta Oficial N°. 36.189 de fecha 21 de abril de 1997, tuvo su primera adscripción al Ministerio de Industria y Comercio. Desde el 8 de julio de 2005 forma parte de los organismos adscritos al Ministerio del Poder Popular para la Cultura. El CENAL diseña políticas destinadas a masificar, democratizar y descentralizar el acceso del libro como un bien cultural y de la lectura como un medio para el crecimiento intelectual de la población venezolana y latinoamericana.
Ferias y bienales
Dentro de todo un proceso que apunta al incremento de la población lectora, el CENAL está movilizada en lo que se conoce como la economía de la cultura, todo ello con la realización de eventos de promoción del libro, la lectura en distintos espacios convencionales y no convencionales y La Feria Internacional del Libro de Venezuela que es símbolo de compromiso de la Revolución Bolivariana con el pueblo. Desde hace doce años ha logrado reunir a los venezolanos y venezolanas en un espacio real e incluyente, incentivando la lectura y la creación literaria en grandes y pequeños, logrando convertirse en el evento cultural más importante de la gestión del gobierno bolivariano, con una asistencia de más de tres millones de personas anuales, desde su creación a la actualidad, a nivel nacional.
Como este año la fiesta literaria no puede faltar, desde ya se organiza la 13a FILVEN, que visitará los 23 estados del país, contando como todos los años con una mayor cobertura y participación de esta fiesta literaria que comenzará en el Estado Mérida.
Asimismo, están programadas seis bienales de literatura en todo el territorio nacional, donde se homenajeará la obra de célebres escritores venezolanos.
Formación y convocatorias
El libro como uno de los motores más poderosos de la industria cultural, se ha visto fortalecido con el estímulo del área editorial; el CENAL otorga desde el año 2002 el Premio Nacional del Libro a editoriales, personas, agrupaciones, instituciones, páginas web, blog, programas de radio y televisión, que se hayan desempeñado en la producción, promoción y difusión del libro y la lectura, logrando con esto valorar el libro como unidad de contenido y forma, reconoce el trabajo intelectual, editorial, gráfico y los esfuerzos en favor de la promoción de la lectura.
Por otro lado, fomenta la creación literaria con la Cátedra Nacional de Literatura Venezolana para el reconocimiento de nuestras letras a través de la difusión de las obras de autores nacionales, en el contexto de la formación cultural del país y el encuentro con la bibliodiversidad.
Todo esto englobado en la fortificación del Plan Nacional de Lectura que verá luces el presente año.
Proyectos y desafíos
En la actualidad el CENAL tiene como meta fundamental, aumentar el número de lectores del país, otorgando el material para su disfrute que contribuya a la investigación literaria y la formación del hombre nuevo, con conciencia y sentido de pertenencia.
Para eso tiene en ejecución la implementación de sistemas estadísticos y medición de indicadores en torno a los oficios del libro como: el Sistema de Información del Libro y Lectura de Venezuela, para contribuir con la sistematización de todos los procesos creadores en torno a este tema y de sus actores y el Registro Nacional de Oficios del Libro es otro de los sistemas que busca agrupar a todos los autores, sus obras y los actores que desarrollan los distintos oficios que intervienen en el proceso de producción del libro en el país; está destinado a las personas naturales, para que en el momento que se necesite conocer quienes son y dónde están, de esta manera se facilita la identificación del talento humano, así como la construcción de estadísticas y.
Con todos estos proyectos en marcha, el Centro Nacional del Libro avanza en su tarea de Leer lo que somos.
“Solo ayudar a que se piense en la poesía ya es algo grandioso”, dijo alguna vez la poeta Enriqueta Terán. Y es precisamente eso lo que está sucediendo en nuestro entorno, la palabra sigue labrando encuentros necesarios.
La poesía venezolana tuvo lugar esta vez en la Casa José Martí, en Caracas, bajo la actividad “Una Mujer = muchas mujeres”, con un nutrido público que concatena el propósito, reflejado en la frase inicial de este texto. Cinco poetas venezolanas dignificaron la travesía ancestral y femenina a través del canto y la poesía que es “ejercicio y vivencia y que está además en el aire, en las piedras..” argumentaría más tarde la poeta Kariña, Morela Maneiro.
Morela junto a Ana Palma, Martha González, Alida Véliz y Geraldin Giménez quienes creen en la voz constante, en los espacios donde coexistimos y en la diversidad de pensamiento, coinciden en que estos factores vierten en hábitos de lectura al mismo tiempo que nos reconocemos en la cultura propia.
“Libérate mujer”
En la voz de Martha González, cantautora proveniente de San Agustín, podría entreverse la rebeldía, en un canto libertario todas las mujeres son una misma fuerza. Es así como abrió el telón de este recital que rindió honor además al reciente acto de reivindicación de tres heroínas de la Patria, Hipólita, Matea y Apacuana; ésta ultima llevada al Panteón Nacional por la propia Morela Maneiro.
“La mujer es símbolo de resistencia porque es la que transmite la cultura y la lengua”, dijo Maneiro quien descalza, símbolo de estar cerca de la tierra, realizó un rito durante su poesía, como símbolo de invocaciones telúricas, “cuando invocamos, cuando cantamos lo hacemos en lengua Caribe. Siempre reivindico como mujer Kariña, la resistencia y la fuerza telúrica ancestral de esas mujeres”, añadió.
Para ella es de suma importancia que se reconozca y se sigan investigando las historias sobre Apacuana y demás héroes culturales pues, “nosotras somos la resistencia espiritual porque fuimos hechas para eso. En el caso de Apacuana se conoce sólo lo que dejó el Fray José Oviedo quien vilipendió la historia de esta guerrera sobre que era una hierbatera y resulta que era una chamana, una sabia”.
La poesía como arma ideológica
Una de las integrantes del Colectivo poético “Las Fulanas Esas”, Geraldine Giménez y cuyo pensamiento apunta a la poesía como arma ideológica cuenta que el propósito es dar la batalla del pensamiento creando espacios para la poesía transformadora dentro de los barrios caraqueños.
Para la poeta Ana Palma, su pasión es hacer que la gente se enamore de los libros y tengan la oportunidad de estar en contacto con la diversidad cultural, nacional y de toda índole, desde las artes, desde el enfoque de la poesía.
“Partiendo del enfoque del poeta Rod Medina, donde la lectura no sea un castigo, ni sea, ´ven que es la hora de leer´ sino que la gente tenga la oportunidad de hacerlo en distintos espacios, en distintos ambientes”, comentó Ana.
Y es que transmitir historias, enseñar sobre nuestros ancestros y héroes culturales, es ir recogiendo pasos, pasos que en algún momento los pueblos bifurcaron.
“En estos tiempos de Revolución, nosotros los escritores, narradores indígenas, tenemos el deber de develar esas historias, con cantos, con poesía con cuentos, novelas, teatro” opinó al respecto Morela Maneiro quien abordó su parte en el recital con un declamar místico y abogó insistente en el respeto hacia la diversidad de pensamiento, de diferencias culturales, indígenas descendientes, afro descendientes y blanco descendientes.
Esta actividad organizada por el Centro Nacional del Libro es una vez más una apuesta por la promoción de lectura como apertura del pensamiento y constancia como vía para el hábito lector.
Poetas y poemas (Fragmentos)
…” porque ella mi abuela
Era una columpio de caricias
Donde todos queremos balancearnos
Con su color añejo de acuarelas que
Se nos escapa de adentro
Ella no juzga, es una limpia tibieza
Que asalta siempre las horas”
(Ana Gloria Palma)
“Abuela Abaana’imie, me lanzaste de tu placenta, silbando mi voz amaneciendo. Solo la hoja sabe el canto de quienes somos. Abuela Abaana’imie cruzaste doce cielos ¿Dime, sabes mi destino? Luciérnaga, susurras versos al oído de la luna. Siembra mi corazón en tus cenizas”. (Morela Maneiro)
“ … la luna más hermosa la he visto en Río Chico
la luna más brillante la he visto en Barlovento
allí estaré sentada a la orilla en esa silla, allí estaré sentada
Desde 2016, por iniciativa del Presidente Nicolás Maduro, se conmemora el 9 de marzo como el Día del Antiimperialismo Bolivariano, bandera que se levanta en honor al Libertador Simón Bolívar y en tributo a otros próceres que lucharon en favor de romper con toda forma de dominación imperial, cuyos agentes pretenden hoy imponerse y arrodillar a la nación latinoamericana, que ha declarado su carácter antiimperilista para avanzar, en paz y con soberanía, hacia una sociedad más justa e inclusiva.
Esta conmemoración, además, fue y es una posición de repudio ante la firma del decreto ejecutivo donde el ex presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, declaraba a Venezuela de “amenaza” para la nación norteamericana en marzo del 2015.
En Simón Bolívar escritos anticolonialista de Gustavo Pereira, evidenciamos la lucha antiimperialista que tuvo que enfrentar el libertador desde sus inicios, he aquí un fragmento de su introducción.
Aunque políticamente libres, las nuevas repúblicas nacen uncidas a las mismas estructuras culturales y al mismo régimen de producción del coloniaje. De allí que los primeros años de la guerra, abismados en derrotas y anarquía, transcurrieran marcados como en los tres siglos de dominio español, por análogos antagonismos sociales: lucha entre esclavos y amos criollos; entre campesinos sin tierra y terratenientes criollos; y entre pardos, indios, negros y mestizos contra blancos mantuanos.
¿Qué hacer, pues, para que no fuesen desde su infancia aquellas naciones, como presagiaba Simón Rodríguez, viejas?
Lo primero parecía tan necesario como perentorio: forjar conciencia de pertenencia a una patria.
Patria híbrida, multiétnica, multicultural, caso extraordinario, pequeño género humano, como se dirá en la Carta de Jamaica.
Patria, además, inmensa, idealmente constituida, por lengua y tradiciones, por toda la América española. Patria de indios servidumbrados, blancos propietarios o de orilla, pardos excluidos y negros esclavizados. Sangre y alma comunes del planeta, pero donde sólo los blancos españoles y sus descendientes habían impuesto dominio y privilegios.
Sólo a partir de la derrota de la Primera República Bolívar se percata plenamente de ello. ¿Qué otro propósito sino crear ese sentimiento de patria abrigará el Decreto de Guerra a Muerte de Trujillo, en respuesta a la guerra a muerte perpetrada por los ejércitos realistas y dictado a dos años apenas de la declaración de independencia, en 1813? ¿Se trató simplemente, como algunos historiadores aseveran, entre ellos Gil Fortoul, de terrible manifestación de venganza o inhumana represalia?
Después de la Campaña Admirable el curso de la guerra perfila con más claridad las contradicciones entre colonizadores y colonizados. Al vislumbrar y admitir los errores e injusticias de la llamada “patria boba” de la Primera República, Bolívar comprende que sin el pueblo desposeído, víctima de todas las opresiones y sobre todo de una doble opresión: la endógena ejercida por los blancos criollos y la exógena, por el imperio español— jamás podrá existir empresa libertadora. Infiere que a la guerra de castas debía suceder la guerra anticolonial. Que a las tretas de los esclavistas había que oponer la libertad de los esclavos. Que a la hegemonía o pretensiones de las viejas y nuevas potencias enfrentar la América unida. Que a la ignorancia de los más, revolucionar el régimen educativo privilegiado de los menos. Que a la servidumbre del pueblo, imponer el freno de un régimen legal justo. Perú de Lacroix nos recuerda que aquel Libertador del año 28, cuasi abatido por las facciones, corroboraba con tristeza estas amargas realidades: “Después habló de la servidumbre del pueblo, siempre oprimido por los militares, clérigos, abogados y doctores, y dijo que eso sucedería aun con la Constitución más democrática, porque dependen de la poca educación y de las costumbres; que en Colombia hay una aristocracia de rango, de riqueza y de empleos, equivalente por sus pretensiones a la aristocracia de título y de nacimiento en Europa; pero que las leyes y la educación irían poco a poco estableciendo el equilibrio social”.
Ese Bolívar revolucionario debió muchas veces transigir con lo establecido, fuere consagrada injusticia, mojigatería o superstición. Fuerzas oscuras, ineludibles tradiciones, privilegios seculares, vicios perpetuos, tenaces presunciones, inicuas conformaciones sociales cundían cual parásitas arraigadas en el cuerpo colectivo. No bastaba, por ejemplo, proclamar la manumisión de los esclavos para que el imperio de lo justo prevaleciese sobre el infame régimen esclavista. Y no solo por causa de la oposición mayoritaria de hacendados o prohombres de las nuevas repúblicas: no pocas veces los propios esclavos prefirieron el hábito de la yunta a la imprevisible libertad.
En aquellas patrias troqueladas y amordazadas por tres siglos de dominación, el aparato clerical católico contrarreformista se había impuesto paralelamente a la collera esclavista. Perú de Lacroix cuenta cómo las feroces campañas de ese clero intentaron predisponer a las clases populares contra los ejércitos libertadores. Pese a ello Bolívar respetaba esas creencias populares y tenía por costumbre acudir regularmente a misa aunque ignoraba absolutamente el momento en que debía ponerse de rodillas, o mantenerse en pie, o sentarse, además de que nunca se persignaba. Interrogado sobre dichos asuntos, explicaba que no gustaba entrar en metafísicas que descansaban sobre bases falsas: “Me basta saber y estar convencido de que el alma tiene la facultad de sentir, es decir, de recibir las impresiones de nuestros sentimientos, pero que no tiene la facultad de pensar, porque no admite ideas innatas. El hombre tiene un cuerpo material y una inteligencia representada por el cerebro, igualmente material, y, según el estado actual de la ciencia, no se considera a la inteligencia sino como una secreción del cerebro; llámese, pues, este producto alma, inteligencia, espíritu, poco importa ni vale la pena disputar sobre ello: para mí, la vida no es otra cosa sino el resultado de la unión de dos principios, a saber: de la contractilidad, que es una facultad del cuerpo material, y de la sensibilidad, que es una facultad del cerebro o de la inteligencia. Cesa la vida cuando cesa aquella unión; el cerebro muere con el cuerpo, y muerto el cerebro no hay más secreción de inteligencia. Deduzca usted de ahí cuáles serán mis opiniones en materia de Eliseo y de Fánaro o Tártaro y mis ideas sobre las ficciones sagradas que preocupan todavía tanto a los mortales”. Acusado de francmasón y por ello víctima de feroces descalificaciones en casi todos los púlpitos, Bolívar, según Perú de Lacroix “había tenido la curiosidad de hacerse iniciar para ver de cerca lo que eran aquellos misterios y en París se había recibido de maestro, pero que aquel grado le había bastado para juzgar lo ridículo de aquella antigua Asociación; que en las Logias había encontrado algunos hombres de mérito, bastantes fanáticos, muchos embusteros y muchos más tontos burlados; que todos los masones se asemejan a unos niños grandes jugando con señas, morisquetas, palabras hebraicas, cintas y cordones; que sin embargo, la política y los intrigantes pueden sacar partido de aquella Sociedad secreta, pero que en el estado de civilización de Colombia, de fanatismo y de preocupaciones religiosas, no era político valerse de la masonería, porque para hacerse él de algunos partidarios en las Logias se hubiera atraído el odio y la censura de toda la nación, movida entonces contra él por el clero y los frailes, que habrían aprovechado aquel pretexto…”.
Pérez Issa: El Caracazo aceleró el proceso conspirativo dentro de las Fuerzas Armadas
Caracas, 28/2/2017. Prensa Cenal.- En conmemoración de los 28 años del alzamiento popular de 27 de Febrero de 1989, nos propusimos entrevistar a algunas personalidades que participaron en esos acontecimientos y sus consecuencias posteriores. Uno de ellos es el Coronel Gustavo Pérez Issa, un tipo demás de caraqueño, perteneciente al grupo de militares que desde finales de los años 70 y principios de los años 80 del siglo XX fueron conformando el Movimiento Bolivariano Revolucionario 200 (MBR200) que conoceríamos en la insurrección cívico militar del 4 de Febrero de 1992, hecho fuertemente motorizado por los sucesos ocurridos en febrero de 1989, denominados posteriormente como El Caracazo.
En tiempos de asedio imperial, escasez inducida, acaparamiento de productos básicos y especulación delincuencial, empieza la conversación ofreciéndonos un café, lo que deja ver que esa costumbre del “Arañero de Sabaneta” no le es ajena a ninguno de sus allegados, o por lo menos no a él.
Fue compañero de estudios del Comandante Chávez en la Academia Militar y es conocedor de muchas anécdotas de quien luego fuera Presidente de la Republica Bolivariana de Venezuela. Nos cuenta que empezó a conocer a Hugo cuando un día lo invitó a una fiesta y este le confesó que no podía ir por no tener dinero; a la pregunta de “¿Cómo que no tienes dinero si acabamos de cobrar?”, Chávez le respondió: “Todo lo que gano se lo envío a la familia de un compañero, su padre es diabético y le acaban de amputar ambas piernas”. Esa fue la primera referencia para Pérez Issa de que el barinés no era un tipo cualquiera.
Del 27F al 4F
Para finales de los años 80 del siglo pasado las condiciones de la mayor parte de la población venezolana iban desde la pobreza relativa hasta la pobreza extrema; más de 30 años de gobiernos puntofijistas y cerca de 60 años de dictaduras corporativas por parte transnacionales petroleras habían llevado a estos resultados desastrosos.
En diciembre del año 88 gana las elecciones Carlos Andrés Pérez, quien había sido presidente del país en los años 70, cuando la supuesta nacionalización de la industria petrolera nos vendió el espejismo del florecimiento económico e instauró el vicio del “está barato, dame dos” de la clase media citadina. Sin embargo, ese no era el escenario de la segunda presidencia pues los beneficios de la tan cacareada nacionalización ya se habían desvanecido entre la estatización de la deuda privada adquirida por el parasitaje empresarial nacional y la corruptela desmedida de todos los sectores que manejaban el poder en el país.
La miseria impuesta a la mayor parte de la población era insostenible en las principales ciudades y el caldo de cultivo para un estallido social estaba en pleno desarrollo. La profecía de Orlando Araujo en su libro Venezuela Violenta, escrito 21 años antes, estaba a punto de cumplirse: los cerros de Caracas bajarían para arrasar todo a su paso.
Ante lo descrito anteriormente, surge la pregunta de cómo era la situación entonces dentro de las Fuerzas Armadas de la época. Nos cuenta el Coronel que el ambiente en los cuarteles en los años 80 era de intenso debate entre los militares. La descomposición del poder político era palpado por cada oficial; les tocó vivir los tiempos de las secretarias presidenciales y el uso de los militares para resguardar los fraudes electorales, como los que se cometieron en las primeras elecciones de alcaldes, cuando Enrique Mendoza y el partido COPEI ya llevaban las urnas electorales llenas de votos aun cuando las elecciones serían varios días después. Por este hecho Pérez Issa ordenó al entonces Subteniente Eliécer Otaiza Castillo la detención del candidato Mendoza dentro de un baño. Esa era la realidad previa a los sucesos del 4 de Febrero de 1992.
El Mayor Pérez Issa es un profundo conocedor de los intríngulis del 4 de Febrero, las delaciones y rajaduras, el conocimiento exacto de las ambiciones personales de quienes luego comandaron el alzamiento del 27 de Noviembre y se negaban a reconocer el liderazgo del Comandante Chávez, historia suficiente para escribir libros, novelas y hacer películas.
A través de un ejemplo lapidario nos describió el profundo desagrado que había dentro de las Fuerzas Armadas de esa época por el entreguismo de los políticos hacia el imperio.
– Mire, si Rafael Caldera, Jaime Lusinchi o Carlos Andrés Pérez decían “Voy hacer el ferrocarril” no los llamaba el presidente de los Estados Unidos o su embajador, los llamaba el gerente de la Ford en Venezuela y les decía “Les ordeno que no hagan el ferrocarril” y de aquí para allá la respuesta era “Sí, mi patroncito”. Así era el entreguismo y eso lo veíamos a lo interno del Ejército, ellos eran unos serviles de los Estados Unidos.
– ¿Esos mismos entreguistas son los sujetos que ordenaron la masacre del Caracazo porque no pudieron controlar al pueblo alzado?
– Yo estaba encargado de llevar el conteo de los muertos de esos días y cuando a mí me ordenaron detenerme, ya llevábamos cuatro mil setecientos muertos. Fue una mortandad, cuando la policía no pudo detener al pueblo, la burguesía a través de los políticos le ordenó a las Fuerzas Armadas llevar a cabo la operación Ávila y quienes ejecutaron esa operación estaban entrenados para el combate, no para el orden público. El General Heinz Arpúrua nos ordenó a 14 mayores montarnos en los edificios del Valle para que le disparáramos a la gente y la orden fue “Mañana van a cazar marginales”. Así pensaban de la gente que se alzó aquel febrero del 89. Nosotros estuvimos disparando al aire porque después venía un coronel a revisarnos los fusiles para ver si habíamos disparado.
Y como por ahí dicen “de qué sirve echarle cuento al que sabe de historias”, le pedimos a Pérez Issa que nos hablara del asesinato de Felipe Acosta Carles en los sangrientos y aciagos días de 1989.
– Felipe Antonio Acosta Carles era el jefe de Servicio de la Academia Militar, ese día le quitaron la guardia y lo mandaron para El Valle, para Las Mayas. Se dice, y yo creo que fue así, que a él lo mato la DISIP (Dirección de los Servicios de Inteligencia y Prevención) de esa época. A mí me toco informarle a Chávez porque él estaba enfermo, estaba de reposo, eso fue como si le hubiese dado un infarto a Chávez, muy doloroso. Esa masacre duro tres días, nos mandaron a asesinar; claro te decían “a controlar” pero la orden era asesinar, cazar marginales. Ahora imagínese, el himno de nuestro ejército dice “nuestra sangre es la savia del pueblo”; nos dieron la orden de matar a nuestra sangre. Todo esto encendió aún más el debate dentro de las Fuerzas Armadas. Y mientras eso sucedía, la mayor preocupación de Carlos Andrés Pérez era qué iba a pensar George Bush padre, presidente de Estados Unidos para ese momento.
– ¿Cual sería según usted la razón o las razones del estallido social del 27 de Febrero de 1989?
– El 27 de Febrero la gente salió por arrechera, eso se venía acumulando y el paquetazo de Carlos Andrés fue el disparador, todo lo aumentaron de manera desmedida. De lo que no hay duda es de que El Caracazo aceleró el proceso conspirativo dentro de las Fuerzas Armadas.
La unión cívico militar
Los medios y políticos de la época vendieron el relato de que los alzados en armas en las insurrecciones cívico militares de 1992 eran aventureros, cara pintadas, gorilas, remanentes de la cultura caudillista del siglo XIX, pichones de dictadores; en fin, no se midieron a la hora de emitir calificativos en contra de los alzados en armas pero la realidad es que los protagonistas de esta etapa de nuestra historia son los primeros oficiales militares profesionales con dos y tres carreras universitarias, sus superiores los llamaban de forma despectiva “los humanistas”. Incluso les correspondió inaugurar la cátedra de liderazgo, les tocó formar a los subtenientes, tenientes, capitanes y mayores que luego comandarían a la tropa aquella madrugada de parto del 4 de Febrero de 1992. Y es en este punto, como quien no quiere la cosa, que el Coronel Pérez Issa deja caer esta contundente afirmación:
– Algo a destacar es que los todos comandantes del 4 de Febrero éramos los primeros de nuestra promoción, todos los oficiales alzados en esa fecha teníamos la mayor ascendencia en la tropa. Además teníamos una concepción de la realidad y de la geopolítica muy bien establecida tras largas discusiones entre nosotros. Incluso subtenientes para ese momento como Eliécer Otaiza eran sujetos muy formados, muy preparados. Por eso nuestras diferencias con la izquierda y el cómo hacer las cosas eran evidentes. Ellos hablaban de la Revolución Cubana o de la gran marcha de Mao, es decir, desde la periferia hacia la capital pero aquí eso no aplicaba, aquí no existía el campesinado; en los pueblos ya no hay población, aquí el caldo de cultivo no es el campo. El ejemplo era Puerto Páez, donde yo comandé cuando era capitán, tenía 523 habitantes y mas de un millón veintitrés mil hectáreas de territorio. El caldo de cultivo no eran las universidades tampoco, hay muchos sifrinos. Ahora, ¿cómo pensábamos nosotros? Bueno, ¿quienes servían en Venezuela?, ¿quiénes pagaban servicio militar? Los pobres, ¿y de dónde venían?, de los barrios de Caracas y las principales ciudades del país. Ahí esta el caldo de cultivo, o sea que donde había que conspirar era en los cuarteles. Nosotros éramos líderes naturales, es por eso la efervescencia de la tropa en esa fecha, pero no así la izquierda, quienes eran los encargados de la parte civil. El 4 de Febrero no hubo unión cívico-militar por 3 razones: uno, estaba aún muy viva la brutal represión del Caracazo; dos, las diferencias que teníamos con ellos (la izquierda) pues no reconocían al Comandante Chávez. Pablo Medina y Andrés Velásquez son unos de muchos, ellos tenían sus propias ambiciones, ellos se comprometieron y después no salieron ni el 4 de Febrero ni el 27 de Noviembre. Y tres, porque ellos en verdad no tenían liderazgo real sobre la población.
Muchos años después y más chavista que nunca, nos cuenta sobre su paso por el gobierno del Comandante Chávez:
– Fui responsable de la salida de la meritocracia de PDVSA (Petróleos de Venezuela) porque me correspondió ser el gerente corporativo de la Gerencia de Protección y Control de Pérdidas (PCP). Boté a 19 mil conspiradores y luego de que eso nos costó un golpe de Estado, volvieron a meter a 7 mil de los que ya habíamos botado, de los que pararon la empresa. Yo me fui y le dije a Chávez “Yo me voy, yo no trabajo así; cuando sea de echar tiros, me llamas”.
Antes de irnos nos lleva a ver un cuadro que atesora, uno que pintó el Comandante Chávez mientras estaba en prisión. El cuadro es de Ezequiel Zamora, una de las tres raíces del MBR200:
– Este cuadro no lo vendo ni por todo el dinero del mundo.
En tiempos en donde el enemigo pretende derrotarnos arrebatándonos el poco don de gente que nos queda y donde nos han hecho creer que en medio de esta guerra todo, absolutamente todo es corruptible, comprable y vendible, esta afirmación de no vender esa pintura es un poco de agua fresca para poder aguantar el camino que nos toca andar todavía.
Juan Calzadilla, a donde va siempre refleja su sencillez y sus ganas de poesía, es por ello que viajó a la Feria Internacional del Libro de la Habana con una “misión muy especial”, como él mismo refiere, presentar los libros que publicó el Techo de la ballena, importante grupo artístico literario de los años 60 y vanguardista en la cultura venezolana.
Recuerda el poeta, “de características un poco anárquicas pero subversivo, logró reunir a escritores que no solo estaban interesados en las letras sino en la militancia política”. El Techo de la Ballena asumió un lenguaje nuevo contra el régimen de Betancourt para ese entonces, y originó una situación que nunca se había visto en América Latina, lograr que se produjera al rededor de la literatura un movimiento político, contó Calzadilla.
La bibilioteca recuerda a algunos de los escritores que lo conformaron, Dictado por la jauría, de Juan Calzadilla; Duerme usted señor presidente, de Caupolicán Ovalles; Sube para bajar, de Edmundo Aray; Asfalto – Infierno, de Adriano Gonzáles León; y Los venenos fieles, de Francisco Pérez Perdomo.
Además, deja en su paso por la Feria un gesto para la divulgación de la literatura venezolana, tema en el que ha hecho énfasis en varias ocasiones, la donación de varios de sus títulos a la Biblioteca José Martí; Diario sin sujeto, libro insigne de su recorrido literario; Reverón, voces y demonio, dedicado a uno de los escritores de Venezuela; Poesía por mandato, compilación que abarca los períodos de su obra; Prólogo de los basureros, entre otros.
Calzadilla aseguró que Cuba y Venezuela tienen un peso importante en la literatura latinoamericana y cuenta con consagradas figuras de las letras que se acercan a las culturas de los pueblos de la región, particularmente de ambos pueblos.
El Centro Nacional del Libro, editorial Perro y Rana, MonteÁvila, Biblioteca Ayacucho y el Instituto de Altos Estudios Hugo Chávez llevan a Venezuela a través de los libros, y el tema cultural gracias a la política revolucionaria en torno a la lectura.
La Feria del Libro de la Habana es una muestra de la construcción cultural entre Cuba y Latinoamérica y donde se puede socializar respecto a los avances en materia del libro y la lectura.
Es por ello que desde el stand de Venezuela en la feria, el escritor Alexander Torres, dio a conocer al público lector cubano, diversos títulos que divulgan el periplo existencial del prócer Francisco de Miranda y la huella que ha dejado su pensamiento en varias partes del mundo.
Torres recordó que el año pasado se conmemoró el Bicentenario del salto a la inmortalidad de Miranda y que el mundo de las letras le dedicó tres títulos en particular, la obra “Francisco de Miranda” de Mariano Picón Salas escrita en 1946 en una segunda edición y cuyo prólogo es del propio Alexander Torres, aborda al prócer desde el contexto psicológico y personal y que “más que un precursor terminó siendo padre del unionismo nuestroamericano”.
Diario de viaje a Grecia y Turquía, Francisco de Miranda, es el segundo trabajo que expone el escritor Torres y explica que ” es una compilación del investigador venezolano David Chacón y que hace referencia a un momento importante en la vida intelectual de Miranda cuando este se encuentra con la cultura Helena sembrando en sí mismo la idea de la liberación partiendo del mundo griego”.
Así mismo una compilación de trabajos sueltos, como el tercero de los títulos presentados, “Comprensión de Miranda “, escrita por el profesor Alfonso Rumazo Gonzáles y que funden en un escarceo momentos estelares del Generalísimo con el objetivo de desmentir el mito de que fue un personaje derrotado, además el autor considera que fue ” un protolider porque se las jugó y vivió ” resaltó Torres.
Estas obras de las editoriales Monte Ávila y Biblioteca Ayacucho responden al objetivo de la plataforma del libro y la lectura y el Centro Nacional del Libro como ente difusor y promotor de la lectura, cuya política revolucionaria permite una vez más la socialización del pensamiento, con el pueblo cubano.
Cabe mencionar como contexto, que Francisco de Miranda dentro de sus numerosos viajes plasma en su diario su estancia en Cuba, entre 1780 y 1783 y la recepción de esta isla en su pensamiento independentista.
En la Feria del Libro de La Habana, Juan Calzadilla presentó su obra poética y Alexander Torres invitó a profundizar en Miranda
La tarde soleada y fresca del lunes 13 de febrero dio la bienvenida a dos escritores venezolanos en la XXVI edición de la Feria Internacional del Libro de Cuba, FIL 2017, con sede en la fortaleza de San Carlos de la Cabaña.
Como venido a tono en este contexto, Juan Calzadilla, se parapetó tras su larga vida para rendir homenaje a sus amigos escritores y grafistas cubanos que conoció en los ya numerosos viajes hechos a la Isla. Casi ninguno de ellos vive y Calzadilla prácticamente se avergonzó por su supervivencia. “Yo soy muy viejo”, advirtió, escondiendo el orgullo de presentar su literatura precisamente en la colonial capilla que lleva el nombre de uno de aquellos colegas: José Lezama Lima.
En 1960, Calzadilla se empeñó en realizar su primera visita a La Habana, emocionado, como muchos intelectuales de su época, con la rebelión triunfante y el hombre nuevo, revolucionario, que estaba formándose en el archipiélago.
Desde entonces y en otros dos viajes, conoció la vanguardia periodística, literaria y plástica cubana que de alguna manera influyó en él y en grupo artístico que cofundó, en 1961, en Venezuela: El techo de la ballena. Esta iniciativa impulsó visiones vanguardistas, enfocadas en el surrealismo, con una militancia activa y contestataria.
Su espíritu innovador lo han convertido en uno de los más grandes intelectuales de su país, destacado como poeta, pintor (“soy un dibujante gráfico y un preformista”, precisa) y crítico de arte, actividades que lo hicieron ganador del Premio Nacional de Cultura de Venezuela 1996 Mención Artes plásticas.
Venido nuevamente a La Habana, invitado por el Ministerio para la Cultura bolivariano, la FIL le reservó un espacio para la presentación de su libro Golpes de pala, una edición cuidada por la Editorial el perro y la rana.
Mas Calzadilla nuevamente discrepó y prefirió dar a conocer el hombre, dando por sentado que ningún autor es más grande que su obra, pero nadie sabe el esfuerzo que exige conseguirla. Así, dio una panorámica de sus herméticos poemarios, como mismo valoraciones sobre las fronteras casi inexistentes hoy entre la poesía y la prosa. Y aunque negó el valor de la lectura de versos que fueron escritos para ojearse, se rindió ante la tentación y declamó unos cuantos, seleccionados de Golpes de pala y de otros cuadernos.
“La poesía es un lenguaje que se hace abstracción, a favor de la forma de las palabras”, resumió con voz cansina ante un público que, conmovido, le aplaudió.
Miranda, el perfecto desconocido
La cultura y la democratización del libro es la columna vertebral de la Revolución Bolivariana, afirmó el investigador, docente universitario y doctor en Cultura Latinoamericana, Alexander Torres, en la sala José Antonio Portuondo de la Fortaleza convertida desde el jueves pasado en la mayor librería de la Isla.
A ese principio se aferró Torres para avivar en La Habana el conocimiento sobre el Generalísimo Francisco de Miranda, el criollo más universal y, a la vez, “el perfecto latinoamericano desconocido” entre los propios venezolanos, quienes tienen al prócer como el precursor de la independencia sin notar que el término le rebaja toda la acción emprendida por él para conseguirla.
Destacó su placer al presentar en Cuba varios libros sobre “el gran trotamundos, el peripatético”, “el pensador ilustrado, avanzado para su época”, “el hombre-circunstancia”, quien visitó más de 200 ciudades y participó en las más importantes revoluciones acontecidas en su ciclo de vida. “Miranda fue un incansable buscador, un revolucionario en el sentido amplio de la palabra”, dijo.
Torres destacó que en la isla se dimensiona el verdadero valor del Generalísimo: en su estatua, junto a la bahía habanera, el prócer desenfunda su espada en actitud de combate, en contraste con el imaginario popular que dejó la pintura de Arturo Michelena: derrotado, tendido en un catre en la Carraca.
“Hablar de Miranda es un encuentro con la grandeza”, aseveró Torres visiblemente comprometido con su objeto de estudio.
Así, abrió las puertas al conocimiento del perfecto desconocido y para ello invitó a leer los textos, presentes en la Feria, del ensayista mayor de Venezuela, Mariano Picón-Salas (Miranda, escrito en 1946 y presentado ahora por Monte Ávila Editores); el Diario de viaje a Grecia y Turquía (Biblioteca Ayacucho) para conocer por sus relatos al héroe; y otros libros escritos por Carmen Bohorque y la recopilación de artículos de Alfonso Rumazo González.
“Un pueblo que no sabe su historia no es un problema en sí mismo; vive con el otro, que se aprovecha de su desconocimiento y lo manipula”, sentenció el profesor del Instituto Pedagógico de Caracas (IPC) de la Universidad Pedagógica Experimental Libertador (Upel) y del Colegio Universitario Francisco de Miranda, así como investigador del Centro de Investigaciones Históricas Mario Briceño Iragorry. (Prensa Embajada de Venezuela en Cuba)
Una delegación venezolana está presente en la la vigésima sexta edición de la Feria Internacional del Libro de Cuba, FIL 2017, con sede en la fortaleza de San Carlos de la Cabaña, que se viene desarrollando desde el pasado jueves. Además, el país cuenta con un espacio para la expoventa de las publicaciones del Ministerio del Poder Popular para la Cultura, para generar una circulación de contenidos de diversos enfoques literarios e intercambio cultural, y afirmar el sostenimiento del tema libro en Venezuela como frente fundamental de la Revolución Bolivariana.
Se trata del evento literario de mayor relevancia en la isla, en esta ocasión dedicado al político e intelectual Armando Hart Dávalos y con un destacado pabellón de Canadá como país invitado de honor. Bajo el lema “Leer es crecer” y con una lista de 50 países expositores y 198 escritores extranjeros, se exhibirá lo mejor de la literatura hasta el 19 de febrero para luego extenderse a las demás provincias de ese país.
Por Venezuela asisten los escritores Laura Antillano, Juan Calzadilla, Alexander Torres y Joel Rojas. El equipo cumplirá un programa especial en el marco del evento y la presentación de novedades editoriales como muestra de las manifestaciones literarias.
Antillano presentará la colección Poesía para niñas y niños como parte de la Campaña Nacional de Promoción de la Lectura que lleva a cabo el Centro Nacional del Libro. Así mismo ofrecerá la conferencia La crónica entre la literatura y la historia dentro de las actividades culturales programadas dentro del recinto Ferial de La Cabaña.
Calzadilla dará a conocer la Biblioteca facsimilar El techo de la ballena, conformado por títulos de renombre comoDuerme usted señor presidente de Caupolicán Ovalles, Sube para bajar de Edmundo Aray, Asfalto-Infierno de Adriano González León, entre otros editados por la Editorial perro y rana. Asimismo, las editoriales Monte Avila Editores y Biblioteca Ayacucho llevarán parte de la historia y vida en libros del prócer Francisco de Miranda y sus numerosos viajes, y la difusión de autores como César Rengifo, Julio Garmendia y José Rafael Pocaterra.
Esta histórica fiesta editorial está dedicada también al líder de la Revolución cubana, Fidel Castro y coincide con la celebración del medio siglo de la fundación del Instituto Cubano del Libro, por el Comandante Castro.
El evento es en la fortaleza de San Carlos de la Cabaña
La muestra nacional resalta el espíritu y esencia de la Revolución Bolivariana
Prensa MPPC (06/01/2017).- El nuevo jefe del Ministerio del Poder Popular para la Cultura, MPPC, Adán Chávez, definió este jueves lo que será su gestión al frente del despacho para el cual fue designado este reciente 4 de enero por el presidente Nicolás Maduro.
“En definitiva es la lucha de la cultura socialista contra la cultura capitalista, que actualmente tiene muchos elementos rotando en el ambiente por culpa de los medios de comunicación tradicionales y los no convencionales, como las redes sociales que divulgan odio”, afirmó desde la Plaza Bolívar de Sabaneta, estado Barinas, con motivo de los 46 meses de la siembra del comandante Hugo Chávez.
Añadió que el MPPC continuará sumando elementos a favor de la construcción del socialismo, a través de diversos planes entre los que están la difusión de tradiciones, la formación y la organización del Poder Popular.
En tal sentido, dará énfasis al estudio de las tradiciones “porque forman parte de nuestras raíces” junto a “la lengua, el idioma, las maneras de comunicarnos y organizarnos”.
Para ello, aseveró, su despacho continuará con las políticas sociales que hacen frente a la transculturización, promoviendo la siembra de raíces y las tradiciones nacionales que rescatan los valores humanistas y socialista.
Aseguró, de igual manera, que para combatir la deformación y el veneno ideológico que produce la cultura capitalista planteará estrategias que involucren a otros organismos del Gobierno con la finalidad de consolidar la formación del pueblo venezolano de forma que el MPPC siga siendo un ente para la Revolución cultural. T/Prensa MPPC