La intriga detrás de la fórmula

Los epígrafes generalmente son faros que los autores colocan al inicio de sus textos para iluminar el camino que va a recorrer el lector. A veces a un epígrafe lo acompaña otro para que la iluminación tenga mayor intensidad. Cuando son más de dos, es momento de preocuparse, porque tantos faros en vez de ayudar, enceguecen.

Ninguno de estos casos tiene que ver la novela La última vez (2022) del escritor argentino Guillermo Martínez, porque carece de epígrafes. Sin embargo, tiene por subtítulo “una intriga literaria”, que al lector puede darle algún indicio. Pero la ilustración de un cuaderno de notas que cae al fondo de una piscina es un detalle más que ilustrativo.

Subtítulo e ilustración podrían ser los epígrafes innecesarios, porque al final de cuentas el lector se encontrará con citas, personajes y obras en una ficción que funciona como un reloj.

Esta es la historia inconclusa, literariamente hablando, de un crítico literario y un “escritor argentino abrumadoramente famoso” que se llama A. Es necesario acotar que Guillermo Martínez es matemático y el narrador de la novela, también. Si no fueran matemáticos, el escritor se llamaría X. 

Antes de llegar a esta novela de intriga literaria, Martínez obtuvo en 1989 el premio del Fondo Nacional de las Artes por el libro de cuentos Infierno grande. En 2003 gana el Premio Planeta Argentina con la novela Crímenes imperceptibles, que en 2008 fue llevada al cine por el español Alex de la Iglesia bajo el título Los crímenes de Oxford. A partir de la exhibición de este film, las ediciones posteriores del libro pasaron a tener el título de la película. También ha sido merecedor del Nadal de novela 2019 por Los crímenes de Alicia.

La novela La última vez no tiene por referente la canción de un tango o milonga como sugiere el título, aunque podría tener sentido por las tribulaciones de A debido a la incomprensión de los lectores de sus libros. Sin embargo, es el cuento “La próxima vez” (1895), de Henry James, que presenta como un juego de sus personajes y también de palabras.

Otro de los autores, entre muchos que refiere la novela y que el lector podrá disfrutar cómo el narrador va desenredando los acertijos literarios, es el escritor chileno José Donoso con la novela El jardín de al lado (1981). De esta toma el personaje de la agente literaria Nuria Monclús y menciona a Marcelo Chiriboga, un escritor ecuatoriano ficticio que forma parte del boom latinoamericano.

Así como Donoso juega en El jardín de al lado con “¿novela-documento que, aunque ya rechazada una vez por la formidable Nuria Monclús, yo estaba seguro de poder transformar en una obra maestra superior a esa literatura de consumo, hoy tan de moda, que ha encumbrado a falsos dioses como García Márquez, Marcelo Chiriboga y Carlos Fuentes?”.

También Martínez hace lo propio en La última vez: “A la pregunta de cuál era su autor favorito entre los del boom, A había respondido, como una boutade, que Marcelo Chiriboga, «aunque no tanto por La línea imaginaria, que le parecía sobrevalorada”.

Entre los escritores del boom se encuentra Donoso por su novela El obsceno pájaro de la noche, que en La última vez, se menciona tangencialmente en la descripción de la esposa de A: “Sobrevivía sin embargo, impúdica, desatada, como la única pasión en pie, la exaltación sexual, el obsceno pájaro de la noche”.

Entonces, como lectores dejamos de ser pasivos —diría Julio Cortázar— y nos convertimos en detectives literarios, ya que de intriga se trata la novela. Vamos a la búsqueda de la obra de José Donoso y el epígrafe resulta ser de Henry James.

Pareciera que todo cobra sentido si tomamos por cierto que los libros de los autores, como los de A, tienen patrones que se repiten, “aunque de formas ligeramente distintas: a veces es dos más dos más tres, a veces es cinco más dos, a veces es tres más cuatro”.

La literatura, como la de Guillermo Martínez, contienen fórmulas imperceptibles. Ricardo Piglia en una entrevista, cuando recibió el Premio Rómulo Gallegos en 2011, dijo que los patrones eran comparables con “ciertas reiteraciones de motivos en la música”. Son como las repeticiones de Charlie Parker que surgen como improvisaciones, porque tocaba como si fuera la última vez.

La literatura es un arma cargada de misterio

Que en La última vez el tema de la novela sea la propia literatura  y que no resulte un fastidio intelectualoide es una inesperada sorpresa; pero que, además, el personaje principal sea un crítico literario arropado con el abrigo de un investigador privado raya en la extrema originalidad o en la extrema rareza.

Los críticos literarios están en el mundo no para ser personajes novelescos sino para ser menospreciados por los autores de esas novelas. Al fin y al cabo, constituyen una fauna que vive vicariamente de lo que otros escriben. No les falta razón a los ofendidos  literatos  cuando a una opinión que denigra de su obra responden desafiantes que la perfecta crítica literaria sería escribir un texto superior, en calidad estética, al despachado por el crítico.

En La última vez, el argentino Guillermo Martínez revierte una parte de tan prejuiciados conceptos y elige como protagonista de su novela a un crítico literario joven y brillante,  admirado y temido por quienes a un tiempo anhelan y se horrorizan frente a la posibilidad de que ese joven se ocupe de sus obras, pues “lo extraordinario en Merton, -nombre del joven crítico-  era que siempre decía la verdad íntegra, la verdad imperturbable”.

La contraparte de Merton, es un moribundo escritor que, contraviniendo el lugar común sobre los críticos y la crítica, anhela que ese acucioso lector no solo se ocupe de su obra, sino que sea capaz de descubrir en ella lo que nadie, según él, ha logrado descubrir hasta ahora. Sin temor  a los simbolismos, Guillermo Martínez nombra a este personaje con una económica, pero sugerente letra A.

La novela soporta sin sobresaltos ser leída con el punto de mira que al lector más le interese. Tocada con elementos de  novela policial, aunque no haya crimen, pero sí misterio -como lo deja asentado el propio autor en alguna entrevista- el relato se presta bien a ese adelantarse a los acontecimientos en busca de resolver el enigma, tan propio de los lectores de novela negra.

En este caso, lo policial parece encarnarse en dos búsquedas paralelas: la primera concierne al supuesto misterio no desvelado en la obra de A; la segunda se interna en los meandros del oficio literario como territorio de la vanidad, de la competencia e incluso de lo patológico.

El lector puede también enfocarse en las aventuras eróticas del atareado crítico, quien a lo largo del texto demuestra que le sobra tiempo para ocuparse en simultáneo del corpus literario y de los cuerpos que lo rodean.

En lo que a mí respecta, elijo quedarme con esa especie de repaso del mundo de la creación literaria que campea en cada página de La última vez y que no ahorra en ironía. Por sus páginas desfilan el tan hipertrofiado como inseguro ego de los escritores; el rol determinante, aunque no siempre evidente, de los agentes literarios; y la oculta mano de la industria editorial que, además de  decidir qué se publica o qué no, impone a los autores reglas, temas y condiciones.

Una de las presencias más llamativas de esa panorámica es la apenas oculta de Carmen Barcells. En palabras del propio narrador: “la gloriosa agente literaria (…) espléndida en derroches y desplantes que dio vuelta a su antojo a la escena literaria española”.

 Martínez se divierte poniendo en juego lo que muchos otros escritores, y no pocos lectores, suelen pensar acerca del mundillo literario; al tiempo que actualiza la vieja interrogante sobre la esencia de esa cosa movediza que llamamos literatura. Tan movediza que da pie al narrador para afirmar, por ejemplo que  “la lectura, fatalmente, es un malentendido: cada quien encuentra lo que quiere”.

El mérito mayor de Guillermo Martínez en La última vez tal vez sea el haber logrado darle un carácter aventuresco a unos temas y a unos personajes que, si bien aparecen en otros autores, suelen ser tratados desde una atalaya intelectual que los aleja del lector común.

Martínez, en cambio, convierte tales temas en bloques de una narración fluida y entretenida que niega a rajatabla la propuesta según la cual “Entretenerse, ya se sabe, es algo que puede sacar de las casillas a cualquier crítico, en el sentido más literal”. La última vez puede descargarse en libgen.is

Lolimar Del Valle Suárez Ayala ganó la II Bienal Nacional de Literatura Apacuana

La escritora zuliana Lolimar Del Valle Suárez Ayala ganó la II Bienal Nacional de Literatura Apacuana con su obra teatral “Los cuatro de Copenhague”.

La bienal fue convocada por el Ministerio del Poder Popular para la Cultura, a través de la Compañía Nacional de Teatro (CNT) y el Centro Nacional del Libro (Cenal), con el objetivo de estimular la creación de obras de teatro cuya temática promueva el análisis de la teatralidad venezolana y contemple nuevos planteamientos discursivos y estéticos de la dramaturgia nacional. Estuvo dirigida a autores venezolanos y extranjeros residenciados en Venezuela con obras de teatro inéditas y originales.

El jurado, designado por la CNT e integrado por Aníbal García, Verónica Arellano y Pablo García Gámez, después de evaluar 31 proyectos participantes, acordó por unanimidad declarar ganadora la obra “Los cuatro de Copenhague”, identificada con el seudónimo “Orión” y que, una vez abierta la plica, resultó ser de la autoría de Lolimar Del Valle Suárez Ayala.

De acuerdo con el veredicto, el manuscrito fue seleccionado “por su aporte a la dramaturgia venezolana, valorizando a la tercera edad, su solidaridad y amistad”.

El jurado indica que la obra “ofrece
intensidad y riqueza en sus metáforas, agilidad en los diálogos y personajes de calidad humana; personajes tradicionalmente relegados que muestran una actitud de convivencia más allá de las diferencias entre ellos”.

Como premio la ganadora recibirá un pago único de Bs 100.000,oo otorgado por el Centro Nacional del Libro, Diploma (Cenal/CNT) y la publicación (impresa y digital) por Monte Ávila Editores Latinoamericana después de sujeta la obra ganadora a revisión y montaje por la CNT el año continuo a la celebración de la bienal.

Lolimar Del Valle Suárez Ayala es escritora, formadora teatral, directora escénica y licenciada en Comunicación Social por la Universidad del Zulia. Autora de las obras teatrales El puente, Señor Ministro, Piso 5, Rouge Cabaret, Amigas, La fiesta de la Princesa, Serpentario, Tres regalos, todas llevadas a escena.

Realizó estudios de teatro en la Escuela de Teatro Inés Laredo e integró el Teatro Estable de LUZ durante 11 años, donde incursionó en la dramaturgia y la dirección escénica. Es cofundadora de la Productora teatral Teorema. En 2022 ganó el Premio Nacional de Dramaturgia Lina López de Aramburu que entrega la Universidad Nacional Experimental de las Artes (Unearte).

Su línea de acción en el ámbito teatral respalda la dramaturgia del actor, la investigación y la crítica social en su planteamiento discursivo.

Daniel Enrique Herrera Malaver ganó la II Bienal Nacional de Literatura César Rengifo

El escritor aragüeño Daniel Enrique Herrera Malaver ganó la II Bienal Nacional de Literatura César Rengifo, mención Ensayo Teatral, con su obra “La ciudad como escenario: Vito Modesto Franklin, duque de Rocanegras”.

Esta bienal fue convocada por el Ministerio del Poder Popular para la Cultura, a través de la Compañía Nacional de Teatro (CNT) y el Centro Nacional del Libro (Cenal), a fin de fomentar la investigación y construcción de conocimientos y saberes desde las prácticas artísticas, la gestión cultural y los procesos académicos, así como reconocer temáticas e intereses en la práctica teatral actual, sus elementos subjetivos, aspectos simbólicos e imaginarios.

El jurado, designado por la CNT e integrado por José Daniel Suárez, Graciela Ávila y Job Jurado, acordó por unanimidad declarar ganador el citado ensayo identificado con el seudónimo “Digna Adiv” y que una vez abierta la plica resultó ser de la autoría de Daniel Enrique Herrera Malaver.

De acuerdo con el veredicto, se trata de un ensayo con rigor investigativo y argumental que “presenta la historia del teatro venezolano enmarcada en la sociología de un siglo que aún nos falta revisar”.

Señala que la “estructura temática y su desarrollo deja en el lector un conjunto de elementos que permiten la reconstrucción histórica. Su propuesta
discursiva da cuenta de un manejo esmerado del lenguaje y de creatividad”.

El premio consiste en un pago único de Bs 100.000,oo al ganador, otorgado a través del Centro Nacional del Libro, un Diploma (CNT/Cenal) y la publicación del ensayo teatral por Monte Ávila Editores Latinoamericana en formato impreso y digital de circulación libre.

La bienal está dirigida a creadores, investigadores, gestores culturales individuales, de instituciones u organizaciones teatrales o disciplinas afines, docentes y estudiantes universitarios venezolanos (dentro y fuera del país) y extranjeros (extranjeros residenciados en el país) con trabajos inéditos y originales con aportes analíticos sobre el teatro desde los procesos artísticos, académicos y de gestión cultural en su relación multidisciplinaria.

Revisión histórica del Duque de Rocanegras

Daniel Enrique Herrera Malaver (Maracay, 1987), residenciado en Nueva Esparta, basó su ensayo en la investigación que realizó para su Tesis de Grado La escritura de una obra dramática a partir de la revisión histórica del
Duque de Rocanegras (2021), con la que optó al título de Licenciado en Artes.

En ese sentido, explica que el ensayo presenta a Vito Modesto Franklin, un caletero guaireño, quien regresó de un viaje a Europa transformado en un personaje rocambolesco: el Duque de Rocanegras y Príncipe de Austroasia.

De acuerdo con el autor, se toma en cuenta los importantes aportes de los humoristas del periódico Fantoches en la construcción del
supuesto personaje de la nobleza, así como curiosos acontecimientos que convergieron y dan cuenta de aspectos culturales fundamentales para entender la Caracas de los años 20, ciudad que le sirvió al Duque de Rocanegras como escenario durante casi dos décadas.

Herrera Malaver es Licenciado en Artes, Mención Artes Escénicas, por la Universidad Central de
Venezuela (2021). Realizó el Diplomado Debates de historia crítica hacia una historia insurgente del
Centro Nacional de Historia (2018).

Es coautor de la obra teatral Entre Raíces (2014), puesta en escena en espacios no convencionales de Caracas por la agrupación Taima Teatro, y autor de Utio (La espada rota, 2005).

Ha sido guionista de cómics y editor y productor de contenidos para publicaciones, entre ellas la revista Memorias de Venezuela del Centro Nacional de Estudios Históricos (CNH), donde también trabajó en el departamento de Iconografía.

Fue facilitador de talleres de dramaturgia colectiva en Lara con el proyecto Actuando de raíz (2016-2017). También ha facilitado talleres de aproximación a la narrativa del cómic.

Ganó en 2020 el segundo premio del Concurso Autónomo de Literatura Infantil en su 2da edición con El Bosque blanco. En 2015 fue miembro del jurado del I Concurso Nacional de Historieta Cuento y Canto Gráfico.

Cenal anuncia beneficiarios de Becas de Estímulo a la Creación Literaria 2024

El Centro Nacional del Libro (Cenal), ente adscrito al Ministerio del Poder Popular para la Cultura, ya tiene los nombres de los beneficiarios de su programa de Becas para el Estímulo a la Creación Literaria 2024.

La convocatoria, abierta del 15 de junio al 15 de agosto de 2024, estuvo dirigida a escritores venezolanos y extranjeros residenciados en el país con proyectos originales e inéditos o en fase de desarrollo.

Se consideraron cuatro géneros literarios para la participación: Narrativa; Ensayos sobre el libro y la lectura; Biografía, testimonios y crónicas y Literatura para niñas, niños y jóvenes.

Respecto al género Narrativa, fueron seleccionados Jennyfer Del Valle Casanova Gil (Bolívar) por “Mi hombre de revista”; Liwin Eduardo Acosta Ramones (Mérida) por “Cartas de un animal raro”; Luis Darío Bernal Pinilla (Distrito Capital) por “Zoraya”; Antonio Josué Alzuru Acurero (Falcón) por “Manuscritos fugaces” y Ana Julia del Valle Delgado Bellorín (Miranda) por “Leyendas de Capirastia”.

En el género Ensayo resultaron beneficiarios de la beca Cristhian Leonardo Díaz Gutiérrez (Distrito Capital) por su obra “Estética contemporánea de la sensibilidad”; Nellys Eustaquia Ramírez Díaz (Nueva Esparta) por “La lectura como acto militante”; Francisco Javier Bonivento Chacín (Monagas) por “Breviario de la novela contemporánea venezolana 2000 – 2004” y William Guillén Benavente (Distrito Capital) por “Un viaje onírico por la identidad y la transformación”.

En el género Biografías, testimonios y crónicas recibirán la beca Bettina Omaira Pacheco Oropeza (Táchira) por su trabajo “Todo París para Teresa”; Lelis Yurimar Patiño Hernández (Mérida) por “La promoción del libro y la lectura en Venezuela. Algunas experiencias robinsonianas” y Diego Manuel Ávila Muskus (Distrito Capital) por “Las madres y padres culturales de Guariquén”.

En el género Literatura para niñas, niños y jóvenes fueron seleccionados Zaileth Eliesky Pérez Guánchez (Distrito Capital) por “Una aventura espacial”; Eva Cristina Franco (Nueva Esparta) por “Las aventuras de Nevado y sus amigos”; Bartolomé Cavallo (Aragua) por “Las aventuras de los mochuelos voladores” y Rossmary Inmaculada Molero Gutiérrez (Aragua) por “Candela”.

Más información sobre el programa de Becas de Estímulo a la Creación Literaria del Cenal está disponible en su sitio web www.cenal.gob.ve

En La Guaira celebraron edición regional de la 20.ª Filven

La 20.ª Filven La Guaira llegó exitosamente a su último día este sábado 9 de noviembre en el Terminal de Pasajeros La Guaira, tras instalarse desde el miércoles 6, con diferentes actividades literarias y culturales, en homenaje al escritor Jesús Cumare y con un pabellón infantil dedicado a la promotora de lectura Gladys Martínez.

Diversos títulos se presentaron bajo el lema Leer transforma, entre ellos los publicados por El perro y la rana, como Joaquina Sánchez, de Jesús Cumare; Entrevista a Delcy Rodríguez, de José Vicente Rangel; La ruta de los centauros, de Efraín Aponte;  Viva Arevalo Cedeño, el libro de mis luchas, de Emilio Arevalo Cedeño, y las antologías de Ciencia ficción venezolana y Literatura fantástica.

Asimismo presentaron de El perro y la rana los libros Todas las voces todas de Mercedes Sosa y la política, de Alexia Massholder; Juan Micael, de Elena Molina; Breve historia del fascismo y la derecha en la Argentina (1955-1970), de Pedro Rodríguez; Metódica y melódica de la animación cultural, de Gloria Martín; Pictografía indígena de Venezuela, de Saúl Padilla, y Orinoco tres momentos en la controversia de los límites de Guayana, de Enrique Bernardo Núñez.

Monte Ávila presentó La patria niña y el pueblo niño, de Armando Carías. Vadell Hermanos presentó Narrar es un placer, de Luis Britto García. El fondo editorial editorial Raúl López “Ralo” presentó Una estrella de mar en La Guaira.

Asimismo se presentaron Política y pedagogía para el nuevo Estado, de Bartolo Hernández (Fondo Editorial Ipasme); La gerencia pública en el sector editorial venezolano, de Mariam Martínez (Fundarte); Afropedagogía en la educación venezolana desde la perspectiva de afro militante, de Jorge Guerrero Veloz (Trinchera); Crítica a la relación naturaleza y sociedad, de Aquiles Amares Pugarita.

Niñas y niños se acercaron a la lectura

En la 20.ª Filven La Guaira participaron más de 300 niños y niñas en el Pabellón Infantil, dedicado a la promotora de lectura Gladys Martínez, quien actualmente trabaja en Misión Cultura Corazón Adentro, donde ha podido profundizar aun más su pasión por la lectura y las artes con el desarrollo de diversas iniciativas para los pequeños, como la narración oral a través de cuentacuentos.

Entre las actividades destacadas, se contó con la presencia de la Fundación de Vargas para Síndrome de Down y la participación de diversas escuelas, como República de Panamá, Sergio María Recagno y Luisa Castillo.

Hubo presentaciones teatrales, musicales y de baile. Los pequeños pudieron apreciar grupos de danza indígena de las escuelas Hilda Vázquez y Ezequiel Zamora.

La participación de las promotoras de lectura de la Red de Bibliotecas Públicas del Estado de La Guaira y de la Biblioteca Nacional también fue fundamental para el desarrollo de las actividades de promoción de la lectura.

En el marco de la conmemoración de los 75 años de la revista Tricolor, el pabellón infantil contó con una exposición interactiva donde las docentes guiaron a los niños y jóvenes asistentes para conocer esta emblemática publicación.

La Filven La Guaira fue organizada por el Ministerio del Poder Popular para la Cultura, a través del Centro Nacional del Libro (Cenal) y el Gabinete Estadal de Cultura, en coordinación con la Gobernación de La Guaira y la Alcaldía del municipio Vargas.

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Invitados a Foro Parlamentario Mundial Antifascista conocen aportes de la Filven

Este lunes 4 de noviembre se inauguró en Caracas, en el Centro de Convenciones del Parque Bolívar, La Carlota, el Foro Parlamentario Mundial Antifascista.

En este importante evento, que reúne a delegados de más de 70 países, los participantes pueden apreciar un muestra de la producción editorial de Venezuela a través del estand de Librerías del Sur, ente adscrito al Ministerio del Poder Popular para la Cultura (MPPC).

Además, en este espacio se comparte información sobre la Feria Internacional del Libro de Venezuela (FILVEN), iniciativa para la promoción del libro y la lectura creada por el Comandante Eterno Hugo Chávez Frías en 2005 y que este 2024 llegó a su edición número 20, impulsada por el Gobierno Bolivariano del presidente Nicolás Maduro Moros, a través del Ministerio del Poder Popular para la Cultura y el Centro Nacional del Libro (Cenal).

El Foro Parlamentario Mundial Antifascista se lleva a cabo este 4 y 5 de noviembre.

Durante el acto inaugural, el presidente de la Asamblea Nacional, Jorge Rodríguez, aseguró que Venezuela está resuelta a mantener la lucha constante contra el fascismo.

Satélite llamando a control

El tiempo es imprevisible cuando se escribe desde la literatura con miras a plantear el futuro. Tomemos por caso ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? que se publicó en 1968. Era en la época en que Phillip K. Dick escribía cuatro novelas al año para sobrevivir. Lo que menos esperaba PKD es que esta obra sobreviviera y llegara a 1992, el tiempo en que transcurre la historia de la novela.

Los cuentos recogidos en Ciencia-ficción venezolana que compiló Julio Miranda en 1979 para la edición dominical del Diario de Caracas, Libros de Hoy, no sufren el “Síndrome de Fecha de Caducidad”, puesto que los autores que forman parte de la antología omitieron poner días, meses y años a sus historias.

Para algunos el futuro es cercano, para otros es un tiempo que solo se expresa mediante máquinas o seres con una lengua más que extranjera, ¿sideral?, pero tiene como referente los neologismos típicos de quien está creando y nombrando al mismo tiempo. 

Diez son los escritores que participan en la antología Ciencia-ficción venezolana y todo parece indicar que Julio Garmendia es precursor en este género en Venezuela por el cuento “La realidad circundante”, publicado en La tienda de muñecos (1927).

Un año antes de la publicación del libro de Garmendia, el director de la revista estadounidense Amazing Stories, Hugo Gernsback, define a esta corriente literaria, que comenzó el siglo pasado, como ciencia ficción.

El término comenzó a tener mayor cuerpo décadas después, pero en la antología de Miranda, entre el primer texto y los demás, hay un salto de 40 años y se encuentran cuentos de los autores David Alizo, Francisco de Vennanzi, José Balza, Luis Britto García, Humberto Mata, Pascual Estrada, Ednodio Quintero, José Gregorio Bello Porras y Armando José Sequera.

Esta publicación fue rescatada por El Perro y la Rana en una edición bifronte con la antología Cuentos fantásticos venezolanos, también realizada para Libros de hoy, en 1980.

Ambas ediciones contaron con una presentación de Julio Miranda y es un hecho singular, literariamente hablando, que Julio Garmendia, Ednodio Quintero y Humberto Mata participen en ambas antologías aunque correspondan a diferentes corrientes literarias. El caso emblemático es el de Garmendia que los cuentos que se presentan en ambas antologías pertenecen a La tienda de muñecos.

También participan con literatura fantástica José Rafael Pocaterra —considerado precursor del género fantástico en Venezuela por “La ciudad muerta”, publicado en Cuentos grotescos (1922)—, Arturo Uslar Pietri, Andrés Mariño Palacio, Alfredo Armas Alfonzo, Pascual Estrada, Gabriel Jiménez Emán, Francisco Massiani y Earle Herrera.

En esta antología se percibe la continuidad y constancia de una corriente literaria que, más allá de la discusión de si es literatura fantástica o como se le denominó en latinoamérica: realismo mágico o real maravilloso, formó la base literaria de buena parte de nuestra literatura.

Aunque son cuentos lo que se presentan en estas antologías, a diferencia de la narrativa fantástica, las publicaciones de ciencia ficción no generaron un movimiento literario y pareciera que sus escritores tampoco tenían interés en ello. Se desconoce si los lectores buscaron con fruición las novedades nacionales y a estas alturas pasaron a ser “libros raros”.

La literatura fantástica tampoco generó movimiento literario alguno, como sí lo hicieron los poetas y pintores —en donde también participaron  narradores—, algunos con criterios políticos y estéticos, pero siempre políticos aunque no quieran expresarlo directamente. 

Julio Miranda parte de la necesidad de mostrar la variedad de temas abordados por los autores que hasta ese momento sobresalieron con la publicación de sus libros o por los premios literarios, como el Casa de las Américas en 1970 para Rajatabla, de Luis Britto García, donde entre los temas realidad, sociedad, política e imaginación, no hay contradicción.

Pasado el tiempo, como reza una salsa de Ismael Rivera, decimos sobre estas corrientes literarias: “Satélite llamando a control…” ¿No responde?

La realidad está por las nubes

Conocí fugazmente a Julio Miranda; de él recuerdo dos condiciones que saltaban a la vista, ser un lector incansable y no censurar sus opiniones acerca de la literatura en general y en particular sobre la literatura venezolana, a la que se dedicó con ahínco apenas echó pie en estas tierras.

Autor de varios libros de poesía y narrativa, lo más conocido de su obra es la dedicada a sistematizar períodos y movimientos, tomando como punto de partida el énfasis en ciertos temas.

De esa su vocación por la lectura, que no se centra solo en una obra o en un autor, sino que tiende a establecer orden y definir estilos, heredamos un conjunto de títulos que, muchos años después de su muerte, siguen siendo paradigmáticos a la hora de estudiar nuestra producción literaria. Basta con pensar en títulos como Proceso a la literatura venezolana (1975); Poesía, paisaje y política (1992); o La imagen que nos ve: ensayos sobre literatura y cine de Venezuela (2010).

Otro tanto puede decirse de su vocación de antologista, que lo llevó a proponer recopilaciones como la que hoy nos ocupan sobre cuentos venezolanos de ciencia ficción, de un lado, y narraciones fantásticas, del otro, recogidos ambos en la curiosa edición bifronte del El Perro y La Rana.

No era Miranda hombre de aferrarse a teorías literarias o a supuestas metodologías de análisis. Lo suyo fueron siempre conceptos operativos que creaba con la agudeza de quien mucho ha reflexionado sobre literatura en el ejercicio de la crítica.

Sea por ese desinterés en conceptos preestablecido, o porque pensara que lo que proponía era de conocimiento común, lo cierto es que no contamos en ninguna de las dos recopilaciones con una introducción que explicite su punto de partida a la hora de catalogar un relato como ciencia ficción o como fantástico.

Se entiende que eso sucediera si se piensa que Miranda estaba abriendo camino a una mirada sobre la producción literaria nacional hasta ese momento inédita, lo que explicaría también la amplitud del criterio utilizada para elegir los relatos que integran ambas antologías.

Lo cierto es que hay una notable diversidad en esos relatos, y si nos atuviéramos a categorías ya establecidas, concluiríamos que se mezclan allí relatos de ciencia ficción con otros fantásticos y otros más que rozan lo maravilloso o que simplemente apuntan a una cierta ironía política que nunca despega los pies del terreno de lo real.

Llama la atención el papel que juega el acontecer político en muchos de los cuentos recopilados por Miranda. Si bien es cierto que todos ellos asoman elementos de ciencia ficción o fantásticos, pareciera que les resultara imposible a los narradores desligarse de lo que sin duda ha sido uno de los temas más recurrentes de nuestro devenir literario desde el momento mismo de la independencia nacional.

El mejor ejemplo de lo anterior tal vez sea el cuento “La nube de humo” de David Alizo, en el cual se construye una supuesta máquina del tiempo con el único fin de eliminar a algunos representantes de la clase política.

En casos como ese, la narración no suele alcanzar la famosa suspensión de la incredulidad de la que hablaba Coleridge, lo que produce como resultado que los elementos sobrenaturales o extraordinarios resulten poco convincentes y terminen situándose, antes bien en el campo del humor o la ironía, ambos utilizados, esto sí, con notable maestría.

Otro ejemplo de lo dicho es “Narración de las nubes”, en el que un escritor al que solemos asociar con un discurso circunspecto, orientado a lectores jóvenes, deja asomar su vena humorística acompañada de un talento especial para el doble sentido y no pocos asomos de erotismo.

Si lo fantástico es, como lo estableció Todorov, un relato que siembra en el lector la duda de si lo que lee sucede en la realidad más terrena o en el ámbito de lo inexplicable, entonces hay que decir que lo que más se acerca a esa categoría en esta recopilación es el extraordinario cuento de Francisco Massiani titulado “Había una vez un tigre”.

Como dije antes, Julio Miranda exploró, en ambos libros, nuevas formas de mirar algunas muestras de nuestra narrativa. Hay que entrar en ellos con deseos de sorpresa, pero no de homogeneidad.

Cenal comenzó a dictar talleres de formación lectora con textos de Teresa de la Parra

El Centro Nacional del Libro (Cenal) continúa con su plan de formación de mediadores de lectura en diferentes comunidades del país a través de los talleres “Leamos junto a…”, ahora en una nueva etapa con textos de la insigne escritora Teresa de la Parra como herramienta motivadora de futuras narradoras venezolanas.

Esta nueva fase de los talleres del Cenal orientados a la formación de mediadores de lectura con textos de Teresa de la Parra inició el pasado viernes 25 de octubre en el estado Nueva Esparta, en el Complejo Cultural Francisco Lárez Granados, en Juan Griego.

Ahí el Cenal, representado por su gerente de Estrategias y promotora de lectura Yris Villamizar, formó a 16 nuevos mediadores de lectura con base en cuentos de la autora, reconocida universalme también por sus novelas Ifigenia y Memorias de Mamá Blanca.

De acuerdo con Villamizar, en los talleres se aborda lo que es la lectura y los procedimientos a ejecutar para integrar este hábito a la cotidianidad. También estos espacios permiten al Cenal conocer qué se está leyendo y de qué manera se está haciendo.

Próximamente, el viernes 8 de noviembre, el Cenal dictará el taller Leamos juntos a Teresa de la Parra en el estado La Guaira, en el marco de la Filven que se llevará a cabo en el terminal de Catia La Mar. El facilitador será el docente y promotor de lectura Leonardo Cádiz.

Teresa de la Parra, autora ilustre

Originalmente estos talleres, como parte del Plan Nacional de Lectura Manuel Vadell, iniciaron con textos del Libertador Simón Bolívar, entre ellos el Discurso de Angostura y El Parte de Carabobo, a través de los cuales se buscó fomentar el pensamiento crítico.

En esta nueva etapa se incorporan cuentos de Teresa de la Parra, una de las autoras venezolanas más ilustres del siglo XX quien realizó con sus escritos una contribución importante en cuanto a la situación de la mujer en medio de una sociedad patriarcal.

Los cuentos de esta escritora seleccionados son Historia de la señorita Grano de Polvo, bailarina del sol; El genio del pesacartas y El ermitaño del reloj, todos compilados y presentados en una publicación editada este 2024 por la Fundación Editorial El perro y la rana.

Además, se recurre a lecturas complementarias de textos escritos por autores como Laura Antillano, con Las alas de la lectura; Luis Beltrán Prieto Figueroa, con La magia de los libros; Juan Antonio Calzadilla Arreaza, con Crear con la palabra, entre otros.

El propósito del Cenal, ente adscrito al Ministerio del Poder Popular para la Cultura, es la promoción del libro y la lectura como práctica emancipadora desde su creación en el marco de los procesos educativos y culturales del país.

Unidades de Lectores

Posterior al taller, el Cenal invita a los mediadores de lectura a la creación de unidades de lectores con un coordinador y de cinco y hasta diez integrantes.

Estas unidades pueden registrarse en el sitio web del Cenal www.cenal.gob.ve. Así el Cenal mantendrá un vínculo con estas unidades de lectores en todo el país para su incorporación en otras actividades relacionadas con el libro y la lectura.

Los interesados en participar en estos talleres pueden contactar al Cenal a través de los correos electrónicos plandelecturacenal2022@gmail.com y agonzalez.cenal@gmail.com.