DÍA 3. UNA AVENTURA PARA LOS NIÑOS

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CRÓNICAS FILVEN 2015

De paseo por sus días, vidas y palabras

El pabellón infantil de la Feria Internacional del Libro de Venezuela (FILVEN 2015) se erige justo al centro de esa estrella dibujada sobre la Plaza de Los Museos de Caracas, donde confluye toda la energía luminosa y perpetua de cientos de niños que durante los próximos diez días tendrán la oportunidad de dejar volar su imaginación bajo esa cúpula y descubrir los infinitos mundos que la literatura les tiene reservados en ese espacio lleno de magia que el Centro Nacional del Libro concibe cuidadosamente cada año para quedarse ganarse un puesto especial en la memoria de los pequeñines cuya visita es una de las más esperadas por esta feria. No en vano la FILVEN tiene preparados para esta edición talleres de creación literaria y de manualidades, cuentacuentos, canciones, juegos, stands de libros y proyecciones de películas infantiles, todo pensado para sembrar el amor y la curiosidad por las palabras desde los primeros años, para formar los lectores del futuro que afortunadamente crecen año a año gracias al trabajo incansable del Ministerio de la Cultura y sus entes dedicados al libro. Esos futuros lectores difícilmente olvidarán ese sábado en que vieron, con ojos asombrados, muchos por primera vez, la película El principito, capítulo “El planeta del pájaro de fuego”, a partir del clásico libro de Antoine de Saint-Exupéry, ese tierno niñito rubio cuyas aventuras los hicieron reír, gritar y saltar de sus asientos. Los padres de estos niños también recuerdan con especial cariño a ese “principito” terco que se resiste a abandonar la casa del alma una vez que la visita, y por ello agradecen la oportunidad de poder llevar a sus hijos a que experimentaran la misma emoción y a que jugaran y disfrutaran el descanso del fin de semana en un ambiente que siempre tiene actividades nuevas y refrescantes que ofrecer. Paola, una espabilada niña de 8 años, vio la publicidad de la FILVEN por televisión y rauda le pidió a su mamá que la llevara “a ver el payaso gracioso que echaba cuentos divertidos el año pasado en el parque Los Caobos”. Esta vez, Paola pudo acompañar al principito en su aventura interespacial en la oscuridad de una habitualmente silenciosa sala de la Cinemateca Nacional que ayer se llenó de alegría, emoción y gritos de “¡mamá, mira!”.

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