Usar un megáfono para difundir contenidos educativos, emplear embarcaciones para recoger cuadernos o hacer un festival de portafolios son estrategias nacidas para seguir estimulando el hecho educativo en medio de la pandemia de Covid-19, y están recogidas en el libro “Educación Lugarizada desde lo común”.
El texto, bautizado en la 16° Feria Internacional del Libro de Venezuela (Filven), sistematiza las experiencias educativas registradas luego de la declaratoria de cuarentena social y colectiva tras detectarse los primeros casos de la enfermedad en el país. La medida, aplicada en marzo pasado, implicó el cierre de los centros educativos para trasladar el proceso de aprendizaje de niños y niñas a sus hogares.
Tal desafío implicó trascender el debate del acceso a internet, servicio afectado por las restricciones inscritas en el bloqueo contra Venezuela. “La educación no puede depender de si tenemos internet o no, porque antes había educación. Y no descalifico el internet, sino al imperialismo que nos quiere quitar el internet”, dijo el ministro del Poder Popular para la Educación, Aristóbulo Istúriz.
Indicó que, frente a esa situación, el desarrollo de los planes educativos descansan en el compromiso del docente, la pasión, la entrega, el patriotismo y el conocimiento de los territorios en los cuales trabaja.
Lo no presencial implica asumir todas las estrategias de la educación a distancia, pero dadas las circunstancias en el país debía pensarse en las realidades de cada región, según su movilidad, acceso a tecnología y hábito de consumo de medios, lo que se estudió a través de la plataforma Patria.
Así, se pensaron estrategias para desarrollar el programa “Cada familia una escuela”, que descansa en la trilogía escuela, familia y comunidad. El espacio televisivo recibió una nominación como iniciativa latinoamericana en pandemia.
También se idearon estrategias en las entidades federales, donde se usan costumbres para promover la difusión del conocimiento y el intercambio, a través de figuras como mapires pedagógicos o pregoneros, contó Istúriz, quien compartió con el ministro del Poder Popular para la Cultura, Ernesto Villegas.
Mientras se libra una batalla para democratizar verdaderamente el acceso a internet, se tomó el camino de no quedarse en el debate de las restricciones en ese campo para buscar alternativas, pues la universalización de la educación es un principio de la Revolución Bolivariana.
Ello refleja la influencia del pensamiento de Simón Rodríguez, promotor de la educación social. De acuerdo con el ministro Istúriz, este ha sido el momento en el que Venezuela más se ha acercado a ese modelo.
Al recordar los principios del modelo robinsoniano, Istúriz indicó que educar es forjar voluntad, el verdadero poder es la sumatoria de las voluntades de hombres y mujeres que viven en un mismo lugar, y eso es la toparquía. El mejor intérprete de ese concepto fue Chávez, quien impulsó la territorialización, un valor presente en el trabajo pedagógico que se ha dado en tiempos de pandemia.
“Debemos tener como criterio lo que convierte a todos, cuando logremos que la escuela forme la conciencia en cada hombre y a la mujer de eso, estaríamos logrando, como dice Simón Rodríguez, la conciencia social, y eso garantiza la armonía social”, expresó Istúriz.
En ese sentido, estima vital profundizar en el ingenio del pueblo creando nuevos marcos de lectura para su análisis, alejados de la visión excluyente que promueven algunos académicos. Por ello, el libro asume el desafío de una lectura reivindicadora, en un proceso que ha contado con el apoyo de expertos nacionales e internacionales, que estuvieron presentes en la actividad vía telemática.
Por la misma vía interactuaron docentes venezolanos, para exponer varias de las experiencias desarrolladas, con apoyo de las estructuras del poder popular, que llevan adelante el Programa de Alimentación Escolar (PAE), el apoyo para la orientación pedagógica y la adaptación al esquema 7+7. Ahora, el esfuerzo se enfoca en educar en una nueva normalidad.
Todo ese trabajo se recoge en este libro, que también cuenta el apoyo desde el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) y la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco). Ellos brindaron orientación para los congresos pedagógicos promovidos para analizar el impacto de la pandemia en el proceso educativo.
Prensa Cenal