Su majestad el Otro

La impresión que se tiene, al leer Perdidos de Sergio Bizzio, es la de un deja vu. La novela se pasea por un escenario familiar, las peripecias de los conquistadores en un paisaje hostil habitado por indígenas de quienes solo esperan violencia y muerte.

Un relato de raíces que se hunden en las cartas de los cronistas de indias y que luego se bifurcan en un número notable de novelas históricas que aprovechan lo exótico y la abundante crueldad de la que estuvo plagada la conquista.

Baste con aludir al periplo del Tirano Aguirre, recogido por un número importante de escritores, entre quienes se cuentan Ramón J. Sender, Abel Posse, Arturo Uslar Pietri y Miguel Otero Silva.

La diferencia esencial entre esas las novelas y Perdidos de Sergio Bizzio parecería ser que en esta última falte el carácter mesiánico del que están imbuidos los seres que pueblan las crónicas de indias y los relatos posteriores. Ese mesianismo se concreta en la propuesta evangelizadora, en una supuesta misión civilizadora o, en el peor de los casos, en el ansiado descubrimiento de El Dorado.

En Bizzio, por el contrario, la derrota viste a sus personajes desde las primeras líneas. Se trata de seres inmersos en un caos que no han provocado y del cual, en cierta forma, tampoco son conscientes.

En realidad, de la época de la conquista, Bizzio solo usa el escenario para representar allí un drama humano que se ajusta sin grandes contratiempos a otros momentos históricos, en especial, como era de esperar, al nuestro.

Para lograrlo, el novelista apela a dos recursos que permean todo el relato, el humor y la incomunicación.

El humor reside sobre todo en la ironía con la que se tratan eventos que de otro modo resultarían de gran dramatismo. Un humor que surge de la incongruencia y el desconcierto de esos europeos perdidos en un territorio extraño, enfrentados a realidades y costumbres que no comprenden, y de la torpeza con la que intentan comunicarse con los indígenas.

Otra vertiente en el uso del humor se encuentra en la presencia del elemento sexual; algo que en las crónicas de indias se suele abordar desde una perspectiva moralizante y en las novelas históricas dedicadas a la conquista con un carácter serio y ligado al proceso social del mestizaje.

Para desacralizar una empresa que ha permeado una cantidad inmensa de páginas, Sergio Bizzio parece usar en esa obra el molde de la novela picaresca. No son pocos los elementos que concuerdan con esta hipótesis. El narrador en primera persona, por ejemplo, exhibe una visión limitada sobre los acontecimientos, que se narran episódicamente, como compartimientos estancos; y está acompañado, además, por una camarilla que hubiera envidiado el propio Lazarillo de Tormes: “Ruis era invertido. Villena había matado a un familiar, padre o hermano. Longo (…) carecía de testículos. Martínez era fraile (…) obsecuente y débil de carácter. Yo tenía nueve hijos y había huido de una miseria casi tan grande como la de ahora.”

La introducción de temas escabrosos acerca aun más la novela a ese compendio de marginales y excluidos que fue la novela picaresca.

La homosexualidad, por ejemplo, sirve para degradar cualquier asomo de magnificencia en los hechos narrados: “Eximo a Su Majestad, si es que me ha seguido hasta aquí, de todo comentario sobre la vulgaridad que desplegaban aquellos veinte marineros durante la noche, al cabo de la jornada de trabajo.”

Al igual que en la picaresca, el narrador de Perdidos habla desde un tiempo posterior a los sucesos que cuenta. En este contar en la distancia reside una de las estratagemas más llamativas de esta novela. El relato se dirige, a Su Majestad, al igual que solían hacerlo los cronistas de indias. Sin embargo, esa majestad a la que se alude al final de la novela no parece ser la misma que al inicio del relato autoriza el zarpe de las naves. Esta última majestad se nombra siempre asociada con el acto de leer la crónica que emite el narrador, y no tendríamos dudas de quien se trata si no fuese porque inesperadamente, ese mismo narrador, da un salto mortal en el tiempo para situarse en el presente: “Ante ese espectáculo sentí lo mismo que había sentido tantas veces frente al televisor; lo apagaba porque había un tipo que no paraba de hablar y siete horas después lo prendía de nuevo y el tipo seguía ahí.”

Visto así, Su Majestad ya no vive en la España de finales del siglo XV, sino en ese su majestad lector contemporáneo que alcanza a conocer la televisión.

Cenal facilitará taller de Narrativa breve para adolescentes

El Centro Nacional del Libro (Cenal) facilitará a partir del 10 de octubre el taller de “Narrativa breve para adolescentes”, dirigido a jóvenes estudiantes de bachillerato de todo el país, a través de la Escuela Taller de Narración de Venezuela (Estanave).

El taller se dictará vía virtual mediante el canal de Estanave en Youtube con la participación como facilitadores de los profesores Jesús Madriz y José Manuel Nava, quienes compartirán su programa de formación literaria “Encender la página en blanco” para la incitación de la lectura y que reúne experiencias con alumnos en unidades educativas del estado Falcón.

Las inscripciones están abiertas a través del siguiente enlace: Inscripciones

Los jóvenes pueden acceder al canal de Estanave en Youtube a través de la dirección electrónica www.youtube.com/@estanave

Estanave es una iniciativa del Cenal, ente adscrito al Ministerio del Poder Popular para la Cultura, para dotar a nuevos escritores y escritoras de conocimientos y herramientas que les permitan desarrollar un ejercicio crítico en la lectura y escritura de los diversos géneros narrativos.

Programa del taller

El taller de Narrativa breve para adolescentes se desarrollará en ocho sesiones de clases.

Con herramientas lúdicas, didácticas y prácticas, este espacio de capacitación buscará fomentar no solo la expresión creativa, sino también el pensamiento crítico-reflexivo, como vías para la generación de una voz e identidad narrativa propias.

Los jóvenes interesados en participar podrán jugar con diversas voces narrativas, observar reflexivamente el entorno, expandir el potencial creativo y construir historias de forma individual y colectiva.

Más información sobre este taller y otras iniciativas de formación del Cenal para la promoción del libro y la lectura en www.cenal.gob.ve.

Aquiles Silva ganó la II Bienal Nacional de Literatura Infantil y Juvenil Carmen Delia Bencomo

El escritor Aquiles Silva, de Valle Guanape, estado Anzoátegui, ganó la II Bienal Nacional de Literatura Infantil y Juvenil Carmen Delia Bencomo, mención Narrativa, con su obra “Jalico, entre cuadernos y fieras”.

El jurado compuesto por Alejandro Moreno, Nancy Villegas y César Franco determinó como ganadora la obra, presentada con el seudónimo Hermano Buche y que, una vez abierta la plica, resultó pertenecer a Aquiles José Silva Fernández.

De acuerdo con el veredicto, fue seleccionada por su atractiva narrativa de aventura y ficción y la capacidad de la historia para estimular la imaginación y las habilidades creativas de los niños, niñas y adolescentes.

En el documento se destaca la capacidad de la historia para ilustrar con atractivas tramas el mundo como un lugar vasto y emocionante, lleno de posibilidades, fomentando la curiosidad intelectual y el deseo de aprender en contacto con la naturaleza. A ello se une, en palabras del jurado calificador, el lenguaje sencillo pero rico y descriptivo de la obra que contribuye con la expansión del vocabulario de forma natural y los diálogos naturales entre los personajes, que reflejan la personalidad de cada uno.

“Los giros de la trama contienen momentos de acción y peligros inesperados que son esenciales para crear suspenso, donde los personajes van adquiriendo conocimientos para desenvolverse en la vida, estimulando la mente de los lectores a construir activamente imágenes que mejoran la creatividad y la concentración”, expresa el jurado.

Moreno, Villegas y Franco agregan que la historia inyecta emoción y riesgo en el proceso de lectura, lo que “garantiza que los niños y adolescentes se mantengan enganchados, mientras desarrollan habilidades esenciales para convertirse en pensadores creativos, empáticos y resolutivos”.

El autor ganador recibirá por el Centro Nacional del Libro (Cenal) un premio en metálico y la publicación del libro por parte de Monte Ávila Editores.

La convocatoria de esta Bienal, a cargo del Ministerio del Poder Popular para la Cultura, a través del Centro Nacional del Libro (Cenal), cerró el pasado 15 de julio con la recepción de 68 manuscritos inéditos. Estuvo dirigida a escritores venezolanos y extranjeros con residencia en la República Bolivariana de Venezuela.

Sobre el autor

Aquiles Silva es narrador, poeta, dramaturgo y animador cultural dedicado a la investigación permanente sobre la oralidad como un valor cultural fundamental de los pueblos. Ha sido un defensor de las justas reclamaciones campesinas de Valle Guanape y San José de Guaribe.

Autor del poemario “Ventanas y vuelos (Fondo Editorial Ipasme, 2009). Cuenta con una extensa obra inédita en proceso de sistematización.

Fue homenajeado en Anzoátegui durante el IX Festival Mundial de Poesía. Es facilitador en la Escuela Nacional de Poesía Juan Calzadilla por Valle Guanape, Anzoátegui.

Anunciaron ganadores del Concurso Estadal de Dramaturgia 2025

La Compañía Nacional de Teatro (CNT), en conjunto con el Centro Nacional del Libro (Cenal), anunció este viernes 26 de septiembre los 23 ganadores del Concurso Estadal de Dramaturgia 2025, concebido por estos entes adscritos al Ministerio del Poder Popular para la Cultura (MPPC) a fin de estimular la creación de obras de teatro en todo el territorio nacional en el marco del Festival de Teatro Venezolano 2025.

El anuncio de los ganadores lo realizaron el viceministro de Fomento para la Economía Cultural y presidente del Cenal, Raúl Cazal, y el director de la CNT, Carlos Arroyo, desde el Teatro Alberto Paz y Mateo, en Caracas.

El viceministro Cazal manifestó que se trata de una muy buena noticia para los dramaturgos emergentes y, además, resaltó las iniciativas en materia de teatro que se están desarrollando para el crecimiento de la dramaturgia en el país.

“Está pasando mucho, es algo bien interesante y todo esto es gracias al Festival Nacional de Teatro Venezolano”, dijo el viceministro en referencia al evento cultural que entre julio y agosto de este año inició su primera fase en toda Venezuela con obras de teatro nacionales y cuya segunda fase se llevará a cabo en Caracas en noviembre.

Por su parte, Arroyo destacó que el Concurso Estadal de Dramaturgia es una oportunidad de “ir estado por estado para redescubrir, encontrar, reconocer la dramaturgia local”.

Para el primer lugar fueron seleccionadas 14 obras, cuyos autores recibirán un premio metálico, certificado y además gozarán de la lectura dramatizada del manuscrito ganador.

En el segundo lugar resultaron seleccionadas 6 obras, cuyos autores recibirán también un certificado y podrán disfrutar de la lectura dramatizada de sus obras.

Finalmente, para el tercer lugar quedaron seleccionadas 3 obras, cuyos autores obtendrán su respectivo certificado.

Arroyo destacó que la idea del concurso es reconocer al teatro venezolano y su potencialidad. “Encontramos una nueva voz de la dramaturgia venezolana, podemos encontrar dramaturgos emergentes”, expuso.

Lista de ganadores

El primer lugar fue para Un brindis insospechado, de José Luis Gámez, en Caracas; Que me velen sentao, de Annie Lenis Ferrer Oropeza, en La Guaira; Subyugadas, de Helvis Antonio Pérez, de Apure; Julieta por siempre de Miguel Ángel García, de Miranda; Cajón de entierro, de Aracelis Reyes Herrera, en Carabobo; Canciones de mis últimas muñecas, de Milton Quero Arévalo, en Zulia; Sueño de libertad 1935, de Alcides García, en Yaracuy; 1962, de Francis Ortiz, en Lara.

También ganaron primer lugar Delirio en la sepultura del cocodrilo, de Darly Rivas Aguler, en Delta Amacuro; Marapacuto, de Aquiles José Silva Fernández, de Anzoátegui; Garabato y la tierra del momoy, de Vicente Ramón Quintero, en Trujillo; A tu salud, de William Leal, en Táchira; Rey tuerto, de Isaac Adrián Chaurán Carvajal, en Monagas, y Buscando a Cumarina, de Ángel Javier Morales Fernández, de Bolívar.

El segundo lugar fue para Noches de Sodoma y Gomorra, de Eduardo José Bravo Gavidia, en Caracas; La espada bolivariana, de Gladys Del Socorro Martínez Palacios, en La Guaira; Camino a la verdad, de Euro Antonio Rincón Coronado, de Apure; Compai Marcos, de Alexis José Márquez Figuera, en Miranda; El otro lado de la noche, de Francisco José Lúquez Acosta, en Carabobo y Majayüt. Drama étnico contemporáneo, de Luis Ramón Perozo Cervantes, de Zulia.

El premio al tercer lugar se lo llevaron La fiesta del general 1814, de Cristian José Malvar Caraballo, en Miranda; La venganza del enmascarado de plata, de Guillermo Rafael Urdaneta Salguero, de Carabobo; y Detrás del poste de alumbrado eléctrico, de Diny Gutiérrez, del estado Zulia.

Proceso de selección

Las obras ganadoras abordaron como temática fundamental la venezolanidad en las categorías: Historias locales y Realidad social contemporánea.

El jurado estuvo compuesto por Jesús Benjamín Farías Rojas, Lolimar Suárez, Ramón Méndez, Reinaldo González, Noreida Flores, José Gregorio Cabello, Héctor “Bongo” Castro, Ligia Álvarez y Willian Pereira, todos relacionados con el teatro nacional.

Reconocimiento a los nuevos dramaturgos

Las obras ganadoras serán confrontadas por especialistas en los venideros Talleres de Dramaturgia “Rodolfo Santana”, como preparación para las lecturas dramatizadas de las obras que ocuparon el primer y segundo lugar en los estados correspondientes.

Arroyo agregó que el concurso se suma a otras iniciativas de la CNT para promover la escritura teatral, como el Premio de Dramaturgia Apacuana, por ejemplo, que también ha permitido conocer nuevos dramaturgos cuyas obras ganadoras son consideradas para ser llevadas a escena con el elenco de la CNT, como parte del premio.

El llamado es a los escritores de todos los rincones del país a escribir obras teatrales y ensayos para enriquecer la dramaturgia venezolana.

Venezuela participó en encuentros internacionales para actualización del ISBN

La República Bolivariana de Venezuela participó en la 19.ª Reunión Iberoamericana de Agencias ISBN y en la 37.ª Asamblea General del ISBN, celebradas en São Paulo, Brasil.

El país se unió a estos eventos con la presencia de Ángela Negrín, gerente de la Agencia Venezolana del ISBN, adscrita al Centro Nacional del Libro (Cenal), ente rector de la Plataforma del Libro y la Lectura del Ministerio del Poder Popular para la Cultura (MPPC).

En la 19.ª Reunión Iberoamericana de Agencias ISBN, efectuada el 15 de septiembre bajo la organización del Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe (CERLALC) y la Cámara Brasileña del Libro, representantes y autoridades de 15 naciones se dieron cita para impulsar la modernización del sistema ISBN, el cual facilita el código internacional normalizado para libros empleado como identificador único para publicaciones.

Asimismo, en esta reunión abordaron aspectos para fortalecer la cooperación en la región y visibilizar la riqueza editorial y cultural de Iberoamérica.

Entretanto, en la 37.ª Asamblea General del ISBN, promovida por la Agencia Internacional del ISBN (con sede en Londres) y llevada a cabo los días 16 y 17 de septiembre, representantes de más de 50 países discutieron temas estratégicos para asegurar el correcto funcionamiento de la cadena de valor del libro.

Olga Cortez Barbera ganó la VII Bienal Nacional de Literatura Rafael Zárraga

La escritora caraqueña Olga Cortez Barbera ganó la VII Bienal Nacional de Literatura Rafael Zárraga, mención Novela corta, con su obra “Primavera en Buenos Aires”.

El jurado, conformado por Luis Britto García, Valentina Saa y Ennio Tucci, seleccionó como ganadora la obra presentada con el seudónimo Tel Bonito y, una vez abierta la plica, su autora resultó ser Olga Marina Cortez Barbera.

En el veredicto el jurado destaca la impecable escritura y trama sólida que aborda la resiliencia de la mujer, la perseverancia y la evaluación de propósitos en medio de diversos conflictos.

La ganadora recibirá un premio en metálico otorgado por el Centro Nacional del Libro (Cenal) y la publicación del libro por parte de Monte Ávila Editores.

La convocatoria de esta bienal, a cargo del Ministerio del Poder Popular para la Cultura, a través del Cenal, cerró el pasado 24 de junio con la recepción de 79 manuscritos inéditos. Estuvo dirigida a escritores venezolanos y extranjeros con residencia en la República Bolivariana de Venezuela.

Sobre la ganadora

Olga Cortez Barbera es economista egresada de la Universidad Central de Venezuela y como escritora ha incursionado en la literatura infantil llegando a participar en talleres bajo la dirección de los escritores Armando José Sequera y Mercedes Franco.

Entre sus obras publicadas destacan: El balcón de las trinitarias, El baile de los hecatónquiros, En busca de los dientes de oro, Orejón, El origen de los cuentos, La Vaquita Pandetela, Unicornio de Papelón y Canta la cascada.

Ha sido laureada en la Bienal de Literatura Infantil COFAE 2006 y en el IV Concurso de Cuentos Infantiles Los niños del Mercosur 2008; también recibió el tercer premio y mención especial en el Concurso de Cuentos Infantiles El Mangrullo 2009 y obtuvo el segundo lugar en el IX Concurso Anual de Cuento Breve de la Librería Mediática y TV Lecturas 2012.

Alexander Torres Iriarte ganó la IX Bienal Nacional de Literatura Félix Armando Núñez


El escritor Alexander Torres Iriarte ganó la IX Bienal Nacional de Literatura Félix Armando Núñez, mención Ensayo, con su obra “La pregunta perenne. Identidad en el ensayo mexicano de mediados del siglo XX”.

El jurado, compuesto por Pablo Nigal Palmar Paz, Alejandro Bruzual y Dionys Cecilia Rivas Armas, eligió por unanimidad la obra presentada bajo el seudónimo Desiderio María y constató, una vez abierta la plica correspondiente, que pertenece a Alexander Torres Iriarte.


En el veredicto el jurado destaca el notable abordaje en términos teóricos y metodológicos, su importante exploración de la identidad americana enfocada en autores mexicanos, su estilo de escritura correcto y fluido y su excelente manejo bibliográfico. 


Además, indica que el ensayo proporciona importantes referencias sobre el tema a través del diálogo entretejido de cinco ensayistas: Antonio Caso, Samuel Ramos, Octavio Paz, Emilio Uranga y Leopoldo Zea. 


Igualmente el jurado resalta la reivindicación a través de este ensayo del patrimonio cultural de Nuestra América y la descolonización de su pensamiento y memoria histórica a través de la autoafirmación de la identidad mexicana en el siglo XX.


El ganador recibirá un premio en metálico otorgado por el Centro Nacional del Libro (Cenal) y la publicación del libro por parte de Monte Ávila Editores. 


La convocatoria para participar en la Bienal Félix Armando Núñez, a cargo del Ministerio del Poder Popular para la Cultura, por intermedio del Centro Nacional del Libro (Cenal), cerró el 31 de julio con la recepción de 33 manuscritos.


Alexander Torres Iriarte es un reconocido investigador y profesor de Historia con múltiples títulos y premios, incluyendo el Premio Nacional de Literatura “Stefania Mosca”.

Es autor de libros como Claves de Clio y La amenaza inusual. Fue presidente del Centro Nacional de Estudios Históricos y actualmente es agregado cultural de Venezuela en México.

Realizada con éxito la Filven Guayana Esequiba 

“La Filven Guayana Esequiba ha sido un éxito gracias a la colaboración máxima de nuestra población. ¡Qué viva la Patria!”, señaló el gobernador de Guayana Esequiba, Neil Villamizar, durante el acto de clausura de esta fiesta literaria instalada en la plaza Bolívar de Tumeremo, capital administrativa de los esequibanos. 

Villamizar destacó la presencia de escritores nacionales y regionales y demás invitados que asistieron a este encuentro con la palabra, bajo el lema Leer humaniza, celebrado del 18 al 20 de septiembre.

“Han venido a traer no solo conocimiento sino también la alegría de compartir entre venezolanos que profesamos la fe profunda por nuestra libertad, nuestra Patria y la recuperación de nuestra Guayana Esequiba”, expresó.

La Filven Guayana Esequiba cerró con el encuentro de pueblos originarios del territorio Esequibo y la presentación de la oralitura como expresión literaria ancestral, actividad a cargo de la poeta y promotora cultural Morela Maneiro, del pueblo originario Kariña.

Villamizar resaltó que la oralitura es “literatura que proviene de la oralidad, de la transmisión de conocimientos y costumbres a través de  la palabra y ahora se han dedicado a escribirla”. 

Presentaciones de libros, conversatorios y talleres, entre ellos el de mediación lectora a cargo del Centro Nacional del Libro (Cenal), conformaron la programación literaria durante tres días. 

En este capítulo regional de la Filven participaron autores como Pompeyo Torrealba, quien presentó A un siglo del despojo. Esequibo, historia de una reclamación y la revista El Sol de Venezuela nace en el río Esequibo; el cronista y poeta Antonio Trujillo, Premio Nacional de Cultura mención Literatura; el poeta y decimista Neguel Machado; Rafael Antonio Velázquez, cronista de Tumeremo;  el escritor e investigador Saúl Rivas; Amilcar Figueroa, director de la editorial Trinchera; y las autoras Aminta Beleño, Yris Villamizar y Morela Maneiro, entre otros.

El Ministerio del Poder Popular para la Cultura (Mppc) presentó las novedades literarias de El perro y la rana, Monte Ávila y Biblioteca, cuyos títulos estuvieron disponibles en el estand de Librerías del Sur. También participaron instituciones como el Centro de Estudios Simón Bolívar, el Observatorio Venezolano Antibloqueo y la ONG Mi mapa de Venezuela incluye el Esequibo.

La Filven Guayana rindió homenaje al escritor Horacio Cabrera Sifontes y en el ámbito nacional también homenajeó a Judith Valencia, Esteban Emilio Mosonyi, Marc de Civrieux, Gonzalo Fragui y Juan Calzadilla.

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Antonio Trujillo resaltó en Filven Guayana Esequiba influencia de la oralidad en la literatura 

Celebraron encuentro de pueblos originarios en la Filven Guayana Esequiba  

Historia y ficción con petróleo de fondo

El sentido común y los diccionarios nos hacen afirmar que la ficción es invención. Por tanto, a una novela no tenemos por qué creerle al pie de la letra aunque esta tenga asidero en la realidad. Sin embargo, cuando topamos con una novela histórica, las cosas cambian.

Creíamos tener ciertas nociones sobre el proceso político que vivió Venezuela entre 1936 y 1950, pero María Elvira González visita ese tiempo histórico a la luz de la vida de tres mujeres que desde su cotidianidad dan cuenta de su protagonismo donde la historia oficial solo registra nombres de hombres.

Se trata de la novela Voces de fondo, que ganó la VII Bienal Nacional de Literatura José Vicente Abreu, en 2022, y recientemente fue finalista del Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos. Sin duda, es una revelación que merece atención porque la narración de González es más que una crónica de los sucesos nacionales.

En diez capítulos logra contrastar con voces de sus protagonistas los estertores del gomecismo (Eleazar López Contreras e Isaías Medina Angarita), el surgimiento del partido Acción Democrática —y sus dirigentes—, el golpe de Estado contra Rómulo Gallegos y la participación política de los militares hasta el asesinato de Carlos Delgado Chalbaud.

Cada nombre de los personajes guarda sentido con su manera de ser. Candelaria va tras las pistas del fuego político y siempre anda de un lado para otro, pero nunca le falta tiempo para tomar café. Cleotilde es una mujer clave para Delgado Chalbaud aunque no logra cambiar su destino. Vera, quien le da contexto de actualidad, cuenta la verdad del transfondo político.

El petróleo es el tema que se aborda desde el epígrafe inicial, pero no está en palabras de ningún interlocutor nacional, sino de funcionarios estadounidenses. Uno de ellos es Mr. Pigott, funcionario de la División de Petróleo del Departamento de Estado de EE. UU, que en 1947dijo: “A menos que las reservas de los Estados Unidos sean aumentadas significativamente en un futuro cercano, una posibilidad poco probable, cualquier emergencia habrá de encontrarnos cortos en dos millones de barriles diarios, con solo Venezuela como fuente alternativa cercana, con producción de suficiente magnitud para cubrir el déficit”.

Los derrocamientos de presidentes y ascensos de ciertos dirigentes políticos en Venezuela estuvieron marcados por la intervención de las empresas petroleras estadounidenses y sus gobiernos.

Recientemente se han hecho evidentes ciertas narrativas, que más que ficción, más que invención, son mentiras. Como se les dificulta derrocar al gobierno bolivariano de Venezuela, declaran al país una “amenaza inusual”. Y al ser insuficiente el bloqueo financiero y comercial, acusan a todo un pueblo de ser el culpable de un sistema criminal que sostiene su economía capitalista.

Los pretextos van a ser díscolos, pero el fondo es que no tienen el control de las reservas petróleo más grande del mundo.

María Elvira González maneja el tono y la música de unas historias con golpes de Estado y contragolpes, petróleo que se hace visible, las contradicciones de un partido político que surge como si fuera una revolución, pero que no quiere ser revolucionario.

Deja en claro varias cosas, entre ellas que para los gringos —y quienes los defienden o son sus aliados— sus enemigos son los comunistas. Si los políticos hablan de obreros y campesinos, son comunistas; si proponen educación gratuita y laica, ¡comunistas!; si usan expresiones afrancesadas o no se les entiende lo que dicen, son socialistas o comunistas.

Voces de fondo retrata a Rockefeller y a los funcionarios de los gobiernos de EE. UU, los financiamientos a grupos políticos para que derroquen gobiernos que invierten en salud, educación, vivienda, por decir lo menos.

La realidad supera a la historia y la ficción. Desde hace un mes se encuentran millones de dólares expresados en buques de guerra, misiles, tropa de ataque, submarino nuclear frente a las aguas territoriales de Venezuela en el Caribe. El financiamiento para derrocar el gobierno constitucional es la constante.

Petróleo, la voz oscura de fondo

El petróleo fluye bajo cada párrafo de Voces de fondo, de María Elvira González Llovera. Para aclarar desde el principio por donde va el cuento, el mene aparece ya en el epígrafe de la novela, mancha de negro no pocas de sus páginas, y queda claro, antes de terminar, que es causa última de los eventos que en ella se cuentan.

La autora se ha propuesto unificar dos sucesos claves del siglo XX venezolano. Dos acontecimientos que, si se juzgan por las tendencias políticas en ellos involucradas, podrían verse como separados y casi que opuestos en sus motivaciones: uno, el golpe de estado contra Isaías Médina Angarita, en 1945; el otro, el ejecutado contra Rómulo Gallegos, en 1948. Voces de fondo, en cambio, unifica ambos sucesos y construye una historia impulsada por la capacidad combustible del petróleo.

El mene, pues, ocupa un lugar central en las páginas de esta novela; es el poder en la sombra que todo lo decide y cuya presencia la narradora actualiza periódicamente para recordarle al lector que las peripecias de los personajes, sean épicas o cotidianas, son siempre alentadas por ese motor oscuro que aparece y desaparece, como la cabeza de un nadador en aguas turbulentas.

Novelar la historia es asunto serio. Centenares de páginas se han escrito sobre cómo incorporar los hechos del pasado a la novela, de modo que el resultado no sea un recuento light de lo ya dicho en los textos de historia.

 Si la ciencia histórica tiende cada vez más a la objetividad, tiene sentido esperar que la novela, por el contrario, reconstruya la parte humana, subjetiva del momento temporal en el que ocurren los eventos.

Interactuar de forma verosímil con las figuras del pasado es el gran desafío del escritor de novelas históricas. Hacer posible que esas figuras, usualmente idealizadas por la historiografía, desciendan del Olimpo y se contaminen de las más básicas pasiones humanas.

 González Llovera lo logra en especial con Carlos Delgado Chalbaud y no por mera coincidencia.

Al igual que lo hace el petróleo, y dada su participación en ambos eventos, Chalbaud unifica los dos grandes acontecimientos narrados en la novela, es decir, los dos golpes de estado sucedidos en apenas tres años.

Chalbaud es, de hecho, el único personaje histórico que la novelista alcanza a recrear en toda su múltiple y contradictoria dimensión humana. Un personaje sumido en el dilema de un estadista y, a un tiempo, en el drama del más corriente de los ciudadanos. Un ser que se debate entre mantenerse leal a sus principios, errados o no, o dejarse llevar por la marea política.

El resto de personajes del pasado, todos ellos identificados con nombre y apellido, y de quienes se ubica y analiza su rol en los eventos, no suelen sobrepasar la dimensión propia de los caracteres incluídos en un tratado de historia. Es decir, apreciamos su rol, se nos informa de sus lealtades o traiciones, pero todo hecho desde la atalaya del análisis político. Ni siquiera Rómulo Gallegos, a quien sin dudas se trata en la novela con respeto y simpatía, pierde el carácter lejano e intocado de quien está más allá del bien y del mal.

Delgado Chalbaud, en cambio, forma parte integral del cuarteto de personajes esenciales al relato. Las tres mujeres que junto a él integran ese cuarteto, se reparten dos roles diferentes. Cleotilde y Candelaria fungen como narradoras de los acontecimientos, con una objetividad que no siempre permite distinguir una voz de la otra.

El tercer personaje femenino, Vera, es más un símbolo que un personaje literario propiamente dicho; al menos a lo largo de buena parte de la novela. La V inicial de su nombre no es casual. Ella es la Venezuela que a la vez atestigua y padece los efectos del trozo de historia desplegado en la novela. Cronológicamente, el testimonio de Vera se ubica muchos años después del accionar del resto de los personajes y sus intervenciones suelen recordar el papel del coro en las tragedias griegas. Este recurso clásico, utilizado por González Llovera, da paso a una voz colectiva por medio de textos que incluyen poemas y citas de otros autores, interpreta y cuestiona los acontecimientos y encarna, en fin, la Venezuela violada, gráficamente representada en la violación de la propia Vera.

Una novela en cuyas páginas revive una parte esencial de nuestra historia; con una prosa ágil que salta indetenible de un suceso a otro, sin ninguna concesión al aburrimiento.