El libro y la lectura tomaron espacios en Sucre con la 20.ª Filven

La 20.ª Filven Sucre llegó exitosamente a su último día este sábado 8 de febrero en el bulevar Antonio José de Sucre del centro histórico de Cumaná, tras instalarse desde el jueves 6, con diferentes actividades literarias, artísticas y culturales, incluyendo el pabellón infantil, y en homenaje a los escritores Amilcar Figueroa y Norys Alfonzo.

El encuentro con las letras permitió con el lema “Leer transforma” ir más allá de la lectura de un libro a la conversación, el debate y la reflexión colectiva como claves esenciales para la construcción de conocimientos, dijo la directora del Gabinete Estadal de Cultura de Sucre, Omaira Gutiérrez.

Explicó que el público tuvo la oportunidad de compartir lo leído en novelas, cuentos y poemarios, entre otros géneros literarios. Los visitantes también participaron en talleres donde desarrollaron la creatividad.

“En uno de los talleres, una niña de 12 años escribió cosas hermosísimas. Esto nos demuestra que siempre vale la pena trabajar en la creatividad de los niños”, dijo la representante de Cultura.

“Es necesario generar actividades que alejen a los niños del teléfono y los inviten a leer un libro, escribir en un cuaderno o pintar con un pincel. Debemos esforzarnos por retomar estas prácticas, ya que la lucha contra la distracción del teléfono es constante”, expuso.

Durante los tres días de la feria, los asistentes también tuvieron la oportunidad de interactuar con artesanos afrodescendientes que conocen la técnica de transformación del junco de la anea para hacer artesanía.

“Compartieron experiencias de vida y conocimientos creando sombreros junto a una docena de artesanos”, relató Gutiérrez.

Acceso a novedades literarias

Diversos títulos se presentaron, entre ellos: “De allá y de aquí”, de Celso Medina, “Hogueras y ceremonias”, de Norys Alfonzo, “Las Biografías del General en Jefe Manuel Piar”, compilador Antonio José Valdez Mederico; “La ruta del joropo. Costa, Montaña y Llano”, de Simón Decena; “La transparencia del signo”, de Efrain Hurtado; “Pictografías indígenas de Venezuela”, de Saúl Padilla; “Décimas trasnochadas y otros escritos encubiertos”, de Juan Echeverría; “Resumen sucinto de la vida del general Antonio José de Sucre”, de Simón Bolívar; “Ayacucho la más gloriosa victoria del nuevo mundo”, de Sergio Rodríguez, todos por la Fundación Editorial El perro y la rana.

“Fascismo y Nazismo. Evolución de la violencia hasta nuestros días”, de Yoselina Guevara López; “Cine en clave ecofeminista”, de Aminta Beleño, publicados por Editorial Trinchera.

Asimismo, “La caja de los t ruenos”, de Benito Irady, e “Ifigenia”, de Teresa de la Parra, con ediciones de Monte Ávila Editores.

También la Filven Sucre incluyó conversatorios como el de “La diáspora africana en el Caribe: memorias afrodescendientes”, moderado por Omaira Gutiérrez. Participaron la profesora Lilian Rojas, el profesor Juan Arcia y el compañero Luis Albornoz, quienes compartieron sus conocimientos sobre la cultura afro y presentaron libros sobre el tema.

También en este último día de la Filven Sucre realizaron un conversatorio sobre la Escuela Nacional de Poesía Juan Calzadilla, donde presentaron sus objetivos. En el estado Sucre están trabajando en función de despertar el arte poético en los niños de los liceos. Para ello la escuela cuenta con cuatro ambientes en Cumaná y dos en Carúpano donde se trabaja con estudiantes de bachillerato.

“La literatura es una oportunidad maravillosa para celebrar todas las formas de expresiones artísticas, como la danza, la música, el canto y la artesanía. En estos espacios, siempre hemos podido crecer y aprender”, resaltó Omaira Gutiérrez.

Creación literaria infantil

En el pabellón infantil, el escritor César Franco presentó el libro de José Gregorio González Márquez titulado “Las gallinas van entre y otras décimas”.

“Este libro, que ganó la Quinta Bienal Nacional de Poesía Infantil Cruz Salmerón Acosta, está compuesto en décimas y contiene poemas muy bellos, especialmente dirigidos a los niños”, afirmó Franco.

“Las temáticas abarcan animales, la tierra y el sentimiento de vivir en una zona como la que él habita, que no es muy esplendorosa, como la de La Zulita”, dijo.

En la presentación, asistieron niños de varias escuelas que leyeron los poemas de José Gregorio, así como otros de distintos libros de poesía infantil.

Además, Milana Isabelle Delgado Franco, la nieta del escritor César Franco, de cuatro años, presentó junto a su abuelo, quien la ayudó a escribirlo, un cuento inspirado en su imaginación: “El cuento de Melcochita”.

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Venezuela invitada en México a 2da Feria Internacional del Libro STUNAM

La República Bolivariana de Venezuela es país invitado en la segunda Feria Internacional del Libro del Sindicato de Trabajadores de la Universidad Nacional Autónoma de México (FIL STUNAM), a realizarse este 11 y 12 de febrero.

El evento tendrá lugar en la Explanada Roja de la Facultad de Medicina de la Ciudad Universitaria, en Ciudad de México, de 10:00 a.m. a 6:00 p.m., bajo el lema Libros para todos.

Participará en representación de Venezuela el viceministro de Fomento para la Economía Cultural y presidente del Centro Nacional del Libro (Cenal), Raúl Cazal, quien dictará este martes 11 de febrero en el Foro Simón Bolívar la conferencia “El enfoque descolonizador desde la Revolución Bolivariana”, a partir de las 12:15 p.m. (hora local).

También estará presente por Venezuela el escritor y diputado a la Asamblea Nacional Gustavo Villapol, quien este miércoles 12 de febrero dictará igualmente en el Foro Simón Bolívar la conferencia “Uso de las tecnologías digitales como herramienta de control y neutralización de las masas”.

Venezuela dará a conocer una muestra de su producción literaria con la oferta de títulos de diversos géneros producidos por editoriales públicas, entre ellas las adscritas al Ministerio del Poder Popular para la Cultura (MPPC): El perro y la rana, Monte Ávila y Biblioteca Ayacucho, así como por sellos y fondos editoriales privados e independientes.

El país también participará con un estand y escritores nacionales en la XXXIII Feria Internacional del Libro de La Habana, en Cuba, que se realizará con el lema Leer es crecer del 13 al 23 de febrero, en el Parque las Fortalezas Morro Cabaña.

Escuela Taller de Narración abrirá inscripciones para segunda cohorte de diplomado Tiempo narrativo venezolano

Del 10 al 21 de febrero de 2025 la Escuela Taller de Narración de Venezuela (Estanave) abrirá inscripciones para la segunda cohorte del diplomado “Tiempo narrativo venezolano”.

Los interesados en participar en el proceso de inscripción y selección deberán cumplir con los requisitos exigidos y llenar vía digital la planilla de registro a través del sitio web del Cenal www.cenal.gob.ve o aquí.

Los días 6 y 7 de marzo se notificará mediante correo quiénes fueron seleccionados para participar en el diplomado. Las clases iniciarán el 10 de marzo.

Como requisitos se pide título universitario o técnico superior (o una carta de motivación en caso de no poseerlo), presentar una muestra de ejercicios narrativos (3 a 10 páginas) y consignar currículo que detalle experiencias previas en escritura.

El diplomado “Tiempo narrativo venezolano” tiene como objetivo general dotar a los participantes de conocimientos, destrezas y herramientas que les permitan desarrollar una mirada crítica en la lectura y escritura de géneros narrativos.

El programa es virtual y asincrónico, lo que permite a los participantes acceder a las clases desde cualquier lugar con conexión a Internet. Se realizarán sesiones teóricas, talleres prácticos y conferencias.

Al finalizar el diplomado los estudiantes recibirán certificados acreditados por la Universidad Nacional Experimental de las Artes (Unearte).

Este diplomado forma parte de la propuesta de formación académica complementaria de carácter gratuito de Estanave, iniciativa impulsada por el Ministerio del Poder Popular para la Cultura (MPPC) a través del Centro Nacional del Libro (Cenal) para fomentar en las venezolanas y venezolanos la escritura creativa.

El formulario de inscripción del diplomado está disponible aquí

Los límites de la novela histórica

Las historias del pasado podrían ser un retrato de la actualidad o, tal vez, una forma de entrar en el tiempo que nos permite comprender el presente. De hecho, existe la tesis de Giorgio Agarben que quienes formaron los cimientos del pensamiento filosófico y político son nuestros contemporáneos, aunque esos hombres y mujeres hayan pertenecido a diferentes épocas.

El cine de Hollywood ha dejado una impronta en la creación de una imagen de los griegos y romanos de hace más de dos milenios. De estos últimos, han presentado a emperadores que fueron guerreros y algunos terminaron asesinados por sus delirios. La impresión que dejaron es que los atacó una epidemia de locura

A esa imagen también ha contribuido, en buena medida, la literatura. Pero Marco Aurelio y los límites del imperio, la más reciente novela de Pablo Montoya, rompe con esos mitos al presentar a un emperador con sus disquisiciones filosóficas y humanas.

El narrador de Montoya se pregunta: “¿cómo separar el pensamiento del poder político? ¿Cómo negar que la filosofía, en esa larga senda que une a Grecia con Roma, había superado el aposento familiar para ir ascendiendo hasta el control de los asuntos públicos?”.

Inmediatamente se responde: “Es más, lo que me ha llevado a la cima del imperio —asumir el poder con la convicción y el respeto exigidos— es saber que tengo de mi lado a la razón. Creo en ella y en su injerencia frente a la construcción de nuestro presente. Roma y su discernimiento de la criatura humana han sido ante todo la lenta y progresiva elaboración de un modelo en el que política y filosofía han de abrazarse. Por ello es lógico, propio de su avanzar en el tiempo, que hombres razonables o militares sensatos, y no payasos megalómanos y sedientos de violencia, sean quienes controlen las riendas de la administración del imperio”.

Montoya retrata una época, y podemos reflexionar sobre el imperio actual en donde abraza la guerra y el capital. Acumular y doblegar, sin dejar de lado aquella Roma sangrienta. Nada es idílico. Especialmente, porque la novela mantiene el hilo conductor del pensamiento de quienes se impusieron sobre otros pueblos y los esclavizaron.

La filosofía podría considerarse que era una abstracción que pasaba por la comprensión de las almas hacia lo humano mientras en la práctica hacían la guerra, aunque la época que se relata es la que fue considerada como pax romana.

En Marco Aurelio y los límites del imperio se mantiene la misma imagen y los mismos criterios sobre los bárbaros, que son considerados sinónimo de “bestias”, “salvajes”, porque usa como fuente los testimonios del emperador.

El origen de la palabra bárbaro “proviene del griego barbaros, un vocablo de formación onomatopéyica usado por los griegos para referirse a los extranjeros cuyas lenguas no entendían y de quienes solían comentar que únicamente sabían decir bar, bar, bar”, explica Ricardo Soca en La fascinante historia de las palabras y nos advierte que el “prejuicio de los griegos está presente en todas las civilizaciones, que ven como ‘extraño’ o ‘enemigo’ todo lo que es ajeno a ellas”.

Atila, rey de los hunos, es considerado bárbaro, pero también lo fue Aníbal, cuya travesía por Los Alpes inspiró a Simón Bolívar para atravesar con éxito Los Andes.

El historiador Miguel León Portilla recoge en Visión de los vencidos la misma pregunta de hace casi cinco siglos: “‘¿Quiénes son esos salvajes?’, dice el tlapaneca otomí Hecatzin cuando va a atacar a los españoles”.

“Sobre salvajes” es el poema que Gustavo Pereira escribió a inicios del siglo XXI en plena discusión política de la Constituyente. Algunos políticos consideraron irrelevante polemizar sobre nuestros pueblos originarios para no darles protagonismo en nuestra Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, mientras que el poeta les dio la razón con la poesía.

Pablo Montoya comenzó a escribir la novela cuando la pandemia del Covid-19 mostró la peor cara. Y así empieza Marco Aurelio y los límites del imperio, con una peste —y la muerte rondando—. La de los imperios, hasta ahora no ha cesado, tampoco sus límites.

Esa antiquísima historia actual

Solo podemos escribir desde nuestro tiempo y desde lo que somos en tanto individuos y sociedad. Por tal razón, lo que llamamos novela histórica guarda siempre una estrecha relación con la época de su autor.

Marco Aurelio y los límites del imperio de Pablo Montoya no escapa de esa norma. Es verdad que se ocupa del emperador romano autor de Meditaciones; es cierto también que, al menos en apariencia, recorre todas las etapas de la vida del personaje; que explora sus ideas y su inclinación estoica; que recuenta los afanes como gobernante; sus íntimas contradicciones con el rol que le tocó desempeñar; y, en fin, su poca afición por la guerra. Muy a pesar de tanto arraigo en lo histórico, la novela parece estar dominada por un inocultable afán de proyectarse hacia el presente.

Montoya ha declarado que escribió la novela en tiempos de pandemia. No es casual, entonces, que la peste sea una presencia constante a lo largo de todo el relato. Este solo elemento sirve para insertar el tiempo remoto del Imperio Romano en nuestro propio tiempo y es un ardid del narrador para comenzar a establecer similitudes.

Si puede decirse que la novela es un género literario imposibilitado de evadir el ámbito político, puede decirse, con más razón, que algunas novelas son políticas incluso sin que lo parezcan o, más aún, sin que se lo haya propuesto su autor.

En este sentido, Marco Aurelio y los límites del imperio navega entre dos aguas. Se trata de una novela abierta y actualmente política, si bien finge abordar el poder solo en una época lejana a la nuestra.

El engarce entre ambas épocas es el vértigo colectivo que produce la decadencia de un imperio.

El imperio romano acosado por los bárbaros recuerda en abundancia nuestro propio tiempo. Aquellos bárbaros respondían a las mismas necesidades de los migrantes contemporáneos. “El gran problema con los bárbaros es que, atraídos por las bondades del imperio, invadían nuestras tierras (…) los empujaba el hambre y clamaban por dominios para el sembradío y la cría de animales”, dice de ellos el propio emperador.

Otro tanto podría decirse del largo dialogo del emperador con Livio Túsculo sobre el papel de la religión, y en especial del cristianismo, tema que Marco Aurelio, por cierto, no toca en sus Meditaciones. Es un guiño al lector de hoy que de los cristianos al emperador le moleste “La inclinación de los presbíteros por las mujeres y los niños. Ese continente afeminado que reinaba en sus asambleas.”

Lo lúdico no se circunscribe solo a lo político o a lo religioso. Montoya ha incluido un afectuoso homenaje a Jorge Luis Borges. Se trata de un ciego vagabundo que recorre el mundo apoyado en un bastón y acompañado de “una mujer delgada cuyo origen se ubicaba en la tierra más extrema. Allá donde residen los hombres de piel amarilla (…) La mujer era mucho más joven que él.”

Este ciego, quien tiene una particular manera de concebir el universo, parece haber leído con dos siglos de antelación “La biblioteca de Babel”, de Borges, pues asumía el universo “al modo de un intrincado asunto literario y la biblioteca, como su metáfora más elevada (…) La conformaban galerías hexagonales dueñas de anaqueles que contenían libros infinitos.”

A pesar de narrar la vida de un emperador romano dado no solo a la reflexión filosófica sino comprometido también, muy a su pesar, con la guerra, la novela se desarrolla con el tono de una crónica en la que predomina el acto reflexivo y el intento de interpretación de los acontecimientos a la luz de la filosofía estoica. No hay en el escrito fruición por lo épico, incluso cuando de batallas se trata, ni descripción alguna de variados aspectos centrales de la vida humana, como el erotismo y el sexo.

Marco Aurelio y los límites del imperio expone, un código de conducta del individuo con respecto a sí mismo, a los demás y, en general, hacia el universo. Y, por medio de las reflexiones de un emperador culto y sensible, provee una visión del poder ampliamente humanista que desborda la época del relato e invade, sin excesivo disimulo, nuestra contemporaneidad.

El tiempo implacable de los gallos

A mediados de la década de los 80, cuando formaba parte del grupo de teatro de la Escuela de Economía de la UCV —como actor de segunda, valga la acotación—, tuve la posibilidad de visitar un pueblo que fue protagonista de una de nuestras novelas emblemáticas y que, cuando la leí, supuse que todo era invención del autor, incluso el lugar en donde habitaban los personajes que poco a poco iban muriendo o desapareciendo.

—¡Vamos a Ortiz! —dijo un compañero con tal alegría que parecía que iba a descubrir algo que hasta ese momento solo era un libro de ficción—. ¡El pueblo de Casas muertas!

No fui a Ortiz, pero las personas que lo visitaron regresaron decepcionadas, puesto que no se encontraron con el pueblo fantasma que esperaban encontrar.

A veces creemos que las cosas, e incluso las personas, permanecen intactas con el transcurrir del implacable tiempo. Por esos mismos años conocí a Luis Lira, cuando él era estudiante de Medicina y un inquieto lector, que a medida que se adentraba en las lecturas de escritores venezolanos y latinoamericanos, bien fueran de ficción o no ficción, las tertulias más que amenizarse con café, cervezas o ron, él mostraba ventaja al diseccionar con bisturí un discurso y suturaba con frases literarias y una sonrisa de complicidad a la hora de sentenciar definiciones.

Una vez que culminamos los estudios en la universidad, la vida nos separó hacia destinos diferentes, aunque, como son las amistades verdaderas, cuando por casualidad nos reunimos, continuamos la conversación del último encuentro.

Hace un par de años me escribió que estaba en la búsqueda de un editor. Pensé que alguien allegado a él tenía un libro en ciernes. La sorpresa fue que a los meses publicó su primer libro de poesía, Trazos límbicos (2023), y unos meses después apareció La isla que fuiste (2023), también de poesía.

La sorpresa no es que Lira sea poeta, no. Más bien radica en la capacidad de guardar secretamente estos dos poemarios que se tocan en los extremos; y al año siguiente, aparece con la novela Pluma Negra (2024).

Ahora se presenta como novelista con un libro que retrata el realismo social de una época a través de las historias cotidianas de un pueblo que comienza a cambiar su realidad debido a la incipiente explotación de petróleo.

Al principio, Pluma Negra pareciera una escritura gallegiana. El tema, la presentación de los personajes en la escena, la influencia es indiscutible, incluso de otros autores como Arturo Úslar Pietri y Miguel Otero Silva —no en balde comencé este escrito con Casas muertas—. Pero lo que realmente marca este libro, más que influencias, es la lectura de nuestra herencia literaria.

El ¿novel? escritor en las primeras páginas se desprende de eso que acabo de señalar como “influencias”, al contar una historia de un expolio, una estafa, los amores, los desafíos, con un ritmo trepidante en donde el escritor vuelca su carga afectiva, con sus amores y odios, pero sobre todo, sus esperanzas. 

Pluma negra pudo ser una historia oral, de esas que van pasando de generación en generación, y la narración de Luis Lira no podía dejar de lado ese género donde la ficción hace posible que un recinto de pelea de gallos y estos mismos animales, pasan a ser más que un ritual.

Gabriel García Márquez contó que conoció, a través de su hijo, que para ingresar en cierta universidad anglosajona había que hacer un ensayo sobre El coronel no tiene quien le escriba. Su hijo no fue admitido por mamador de gallo, es decir, en el ensayo concluyó que al gallo del Coronel sólo le faltaba la gallina de los huevos de oro. 

Los que respondieron que el gallo era la representación del pueblo oprimido, fueron admitidos, y García Márquez se congratuló por su visión política, puesto que uno de los finales que tenía previsto era hacer un sancocho con el plumífero.

Pluma Negra mira al pasado sin nostalgia. Luis Lira lo trae a nuestro presente con un lenguaje literario lúdico, propio de estos tiempos, con la certeza de una vida —y aquí estoy parafraseando al autor sin rubor— y de intentar andar un camino, acompañado de un río de donde bebe “después de momentos de mucha sed”.

Alegoría del gallo y el silencio

Se dice que Hernán Cortés, antes de quemar las naves, salvó de ellas sus armas y sus gallos. Aunque el dato no está confirmado, puede dar una idea bastante precisa de cuándo inició el furor por las peleas de gallos en nuestro continente. Ese mismo entusiasmo habrá privado en Luis Lira Ochoa para hacer de este animal el protagonista de su novela Pluma negra.

Que Luis Lira haya elegido el gallo como elemento central de su relato debe considerarse de alto riesgo. Al fin y al cabo, se trata de un ser cargado de tan nutrido simbolismo que ha hecho posible que, a lo largo de siglos, el arte y la literatura hayan explotado su presencia representándolo de muy diversas manera y adjudicándole una casi infinita variedad de significados e interpretaciones.

Tal parece que Colón no traía gallos en su primera expedición, pero cuando le toca dar cuenta del colorido de los peces que encontró a su llegada a La Española, no dio con mejor referente, al describirlos para sus reyes, que el colorido plumaje de los gallos. De allí en adelante, cronistas, novelistas y poetas no se dieron descanso a la hora de hacerlos parte de sus creaciones.

Sus incontables simbolismos, en especial el que lo asocia con el sol, ha hecho del gallo un motivo  que se repite una y otra vez en la poesía. En Venezuela, contamos como los maravillosos versos de Ramón Palomares en su poema “El sol”: “Andaba el sol muy alto como un gallo / brillando brillando”.

De la presencia del gallo en la narrativa latinoamericana tenemos un ejemplo que se ha  popularizado gracias a la adaptación televisiva de Cien años de soledad en Netflix. La larga anécdotade esa novela tiene como punto de partida una pelea de gallos, después de la cual José Arcadio Buen día asesina a Prudencio Aguilar.

En una función recurrente en la narrativa, el gallo encarna la esperanza de salir de la miseria. Sucede con José Gabino en el cuento de Uslar Pietri titulado, precisamente, “El gallo”. Pero  José Gabino tiene todo en contra: el gallo es robado, no lleva encima un centavo que le sirva para apostar y tiene además la certeza de que será reconocido como ladrón si se atreve a presentarse en la gallera. Su única ganancia, al final, es comerse el gallo.

Con todos esos antecedentes, y muchos otros que sería largo enumerar, queda claro que Lira Ochoa ingresaba en aguas movedizas cuando decidió escribir Pluma negra.

Su primer hallazgo, literariamente hablando, es hacer del gallo una presencia absoluta que se mantiene sin mengua a lo largo de toda la obra. No hay capítulo de Pluma negra donde el gallo no aparezca y no tenga, además, un rol esencial en la conducción de la anécdota. Dicho de otro modo, no se trata de una presencia transitoria, anecdótica o momentánea, sino que el animal, representado por una verdadera cuerda de gallos, se convierte en eje vertebral de los distintos acontecimientos que nutren la historia.

Esa presencia constante tiene, además, características particulares. Por ejemplo, no se trata de animismo, es decir, de personajes que asumen la forma de anímales pero siguen siendo humanos en cuanto a sus capacidades de expresión, desempeño y psicología. Los gallos de Pluma negra son simplemente gallos y no otra cosa.

Los gallos son el repositorio de todas las pasiones y de toda la violencia que esas pasiones son capaces de generar. Más allá de los múltiples antagonismos sobre los cuales se mueven los personajes, lo cierto es que toda violencia se transpone a las peleas de gallos; así como toda contradicción propia del andamiaje social descrito en  la novela parece afianzarse o resolverse solo el redondel de la gallera.

Pero, a pesar de que la existencia de los gallos parecería transcurrir en paralelo a la de los humanos, lo cierto es que en Pluma negra estos animales por un lado acarrean y por el otro hacen viable el desarrollo de los acontecimientos entre humanosque conforman la trama de la novela.

Los conflictos amorosos, las diferencias sociales y económicas o las estrategias de expoliación de las  petroleras, todo se filtra a través del mundo  catártico  del gallo, lo que parece prevenir una siempre inminente violencia social.

Venezuela ratifica solidaridad con Palestina en la 56.ª Feria Internacional del Libro de El Cairo

El ministro del Poder Popular para la Cultura de Venezuela, Ernesto Villegas, ratificó la solidaridad del pueblo venezolano con Palestina a propósito de una visita al pabellón de este país ubicado en la 56.ª Feria Internacional del Libro de El Cairo, donde Venezuela participa con una importante muestra de su producción literaria.

“He tenido el honor de saludar a los palestinos que tienen participación en esta feria”, dijo.

“El año pasado estuvimos aquí y así, como hace un año, expreso nuestra solidaridad con el pueblo de Palestina así como con los pueblos árabes”, manifestó el alto funcionario venezolano.

A propósito de la Feria Internacional del Libro de El Cairo y la presencia de Venezuela, Villegas también mencionó que “Venezuela y Egipto tienen mucho por dar al equilibrio del mundo”.

Acompañaron al ministro como parte de la delegación venezolana presente en la cita literaria, una de las más grandes de Oriente Medio, el viceministro de Fomento para la Economía Cultural y presidente del Centro Nacional del Libro, Raúl Cazal, y el embajador de Venezuela en Egipto, Wilmer Barrientos. Junto a ellos estuvo el presidente de la Entidad Egipcia del Libro, Ahmed Bahy Eldin.

Como parte de su agenda, el ministro de Cultura se reunió con su homólogo egipcio, Ahmed Hanno, para avanzar en materia de cooperación cultural entre ambas naciones y compartió su libro Maja mía con una presentación a cargo del profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de El Cairo Mohamed Mursi.

La Feria Internacional del Libro de El Cairo, con lugar en el Centro Internacional de Exposiciones de Egipto, abrió el 23 de enero y finaliza el 5 de febrero con la asistencia de 80 naciones. Venezuela participa por segunda vez consecutiva siendo el único país latinoamericano presente con un pabellón en el marco de la celebración este año del 75 aniversario del establecimiento de relaciones diplomáticas entre Venezuela y Egipto.

“Maja mía” en la 56.ª Feria Internacional del Libro de El Cairo

Este sábado 25 de enero el escritor, periodista y ministro del Poder Popular para la Cultura de Venezuela, Ernesto Villegas, presentó en la 56.ª Feria Internacional del Libro de El Cairo su más reciente obra literaria: Maja mía, en compañía del Dr. Mohamed Mursi, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de El Cairo, quien destacó la publicación como extraordinaria por los valores humanos que contiene.

Maja mía, publicada por la editorial Nosotros mismos, contiene la biografía de Maja Poljak, madre del autor, una periodista croata de origen judío que huyó de la Europa nazi y sembró en los años 40 sus raíces en Venezuela.

Villegas se pasea por episodios históricos desde la primera Guerra Mundial y finales de la primera década del siglo XXI, adentrándose así junto a Maja en las historias del mundo, continentes, países, guerras, organizaciones, religiones y personajes.

El profesor Mursi destacó que se trata de una novela histórica y de investigación documental donde no hay personajes de ficción sino seres humanos reales en torno a una madre, periodista y revolucionaria de “una talla humana a la altura del valor con el que encaró los oscuros tiempos que le tocó vivir”.

Además, destacó la magnitud informativa y meticulosidad en los datos que aporta el libro.

Expuso que la obra contiene valores humanos “necesarios para la defensa del propio ser humano frente a un mundo cambiante, un mundo controlado por el capitalismo y donde se marginan los pueblos que luchan por la paz”. El académico egipcio aseguró que el libro es digno de ser leído e invitó a los jóvenes a leerlo.

Por su parte, Ernesto Villegas mostró su satisfacción por la presentación de su libro en tierra egipcia.

Acerca del texto, señaló que es imposible no establecer paralelismos entre los momentos que se viven actualmente y los vividos por su madre.

“Hubiésemos querido que sus sueños por una humanidad en paz, en equilibrio, con respeto a todos los pueblos, fuese el escenario que nos tocara vivir”, lamentó el autor. “Hay fuerzas en el mundo que parecieran inspirarse en lo peor del recuerdo de aquellos tiempos. Paradójicamente, mi madre era judía y hoy los sufrimientos de los judíos de aquel tiempo son sufridos por el pueblo palestino en nombre de aquellos sacrificados”, comentó.

Villegas también manifestó que el libro surgió por el deseo de hacer un homenaje a su madre por el centenario de su nacimiento.

“La vida de mi madre es una vida cinematográfica y fue muy apasionante reconstruirla durante un año”, detalló.

Informó que está trabajando en una segunda edición del libro corregida. “Y con esas correcciones pretendo lograr su traducción al árabe y otros idiomas”, apuntó, por lo que la edición en árabe podría estar en la próxima Feria Internacional del Libro de El Cairo.

También aprovechó la oportunidad para recordar que Egipto será el país invitado de honor en la 21.ª Feria Internacional del Libro de Venezuela (Filven), a celebrarse en julio de este año en Caracas, y manifestó que existen grandes expectativas sobre el brillo de Egipto en este evento.

“Estamos ávidos de un relacionamiento más estrecho de nuestras culturas. El mundo necesita que los pueblos amantes de la paz se encuentren”, sostuvo Villegas.

“Desde la cultura, y particularmente el libro y la lectura, nosotros estamos dando los pasos en la dirección correcta. No hay barreras en idioma y distancia. Nuestra identidad es mucho más grande”, afirmó.

Ministros de Cultura de Venezuela y Egipto se reunieron en el marco de la 56.ª Feria Internacional del Libro de El Cairo

Este sábado 25 de enero el ministro del Poder Popular para la Cultura, Ernesto Villegas, acompañado por el embajador de Venezuela en Egipto, Wilmer Barrientos, y el viceministro de Fomento para la Economía Cultural y presidente del Centro Nacional del Libro, Raúl Cazal, visitó la 56.ª Feria Internacional del Libro de El Cairo, donde Venezuela participa por segunda vez con una importante muestra de su producción literaria.

Ahí la delegación venezolana fue recibida por el ministro de Cultura egipcio, Ahmed Hanno, y el presidente de la Entidad Egipcia del Libro, Ahmed Bahy Eldin, quienes mostraron su satisfacción por la participación de la nación latinoamericana.

Villegas y Hanno manifestaron el deseo común de avanzar en diferentes materias culturales como parte de las relaciones de cooperación y amistad entre las dos naciones, especialmente en el marco de la celebración este año del 75 aniversario de sus relaciones diplomáticas, establecidas el 15 de noviembre de 1950.

El ministro Villegas recordó que Egipto será el país invitado de honor en la 21.ª Feria Internacional del Libro de Venezuela (Filven), a celebrarse en julio de este año en Caracas, y entregó la invitación formal a su homólogo para la participación de la nación árabe en esta cita literaria.

En ese sentido, ambos ministros expresaron que existen grandes expectativas.

“La participación de Egipto como invitado de honor en la Filven es una buena excusa para mostrar su diversidad cultural”, destacó Villegas, quien expuso que en este encuentro con las letras además de la promoción del libro y la lectura se realizan muestras de cine, recitales y gastronomía.

Asimismo, Villegas manifestó que la Filven, después de realizarse en Caracas, recorre toda Venezuela, por lo que, agregó, durante todo el año los venezolanos pueden disfrutar de la identidad cultural de Egipto en las ediciones regionales de la Filven.

El ministro Villegas aseguró que mediante la cooperación ambas naciones pueden avanzar juntas en muchas áreas, por encima de las limitaciones que podrían representar la distancia y el idioma, y entre las propuestas de Venezuela mencionó profundizar la colaboración en el campo audiovisual, la música y otras artes, además de afianzar la cooperación en el intercambio de libros y la traducción de obras para el alcance de los pueblos de ambas naciones, incluyendo autores contemporáneos.

El ministro egipcio indicó que Egipto tiene la suerte de tener conocimiento acerca de obras literarias de Venezuela y Latinoamérica en general, mientras que el ministro Villegas manifestó el deseo de Venezuela a acceder a más autores egipcios en español.

“La experiencia en lo cultural nos augura que podemos avanzar mucho más rápido”, dijo el ministro Villegas.

Entre otros temas, el ministro Villegas también manifestó el desarrollo de actividades culturales en Venezuela en las que puede participar Egipto, como el Festival Internacional de Teatro Progresista y el Festival Mundial Viva Venezuela, mi Patria Querida. “Tenemos una agenda amplia en la que Venezuela le gustaría compartir con Egipto”, refirió el ministro Villegas.

Como parte del encuentro entre los ministros de Cultura de Venezuela y Egipto, el alto funcionario venezolano entregó como obsequio a su homólogo egipcio diversos libros, entre ellos Maja mía y Abril, golpe adentro, de su autoría, El libro azul, del Comandante Hugo Chávez Frías, y textos del Libertador Simón Bolívar. Además, hizo entrega de una muestra de la obra del artista plástico venezolano Juvenal Ravelo. El ministro Villegas también recibió como gesto de afecto del ministro Hanno al pueblo venezolano una muestra de la cultura egipcia.

Tras el encuentro, el ministro Ahmed Hanno acompañó a la delegación venezolana durante un recorrido por diferentes espacios de la feria.

Como parte de su agenda en la feria, el ministro Ernesto Villegas también presentó su libro Maja mía junto al Dr. Mohamed Mursi, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de El Cairo, y tuvo encuentros con periodistas de diferentes medios de comunicación egipcios.

La Feria Internacional del Libro de El Cairo, con lugar en el Centro Internacional de Exposiciones de Egipto, abrió el 23 de enero y finaliza el 5 de febrero. Venezuela participa por segunda vez consecutiva siendo el único país latinoamericano presente.